29/04/2005

Producido por Esperia Film, el guión de El silenzio dell’allodola recibió el apoyo de la Presidencia del Consejo de los Ministros y pudo realizarse gracias al Fondo Cultural Nacional. David Ballerini ya realizó algunos cortometrajes y documentales de arte y está trabajando sobre Pasolini, cuya película lleva la marca en distintos aspectos. Explicaba antes de la proyección de su primer largometraje, que cuando había descubierto la historia de Bobby Sands, había tomado conciencia que eso había pasado en nuestra época, aquí mismo, en Europa. Cuenta también que las primeras imágenes de los presos iraquíes lo han asombrado, a él y a su equipo, tanto las imágenes se asemejaban a las de su película. El silenzio dell’allodola (The Silence of Skylark), es la historia de Bobby Sands, un joven poeta irlandés, quien muere en 1981 a la edad de 27 años, después de una huelga de hambre que dura 66 días para protestar contra las condiciones de encarcelamiento de los presos políticos en el Reino Unido.

El silenzio dell’allodola fabrica un mito, la encarnación de la resistencia moral a todas las formas de opresión. En un decorado minimalista, casi teatral, hecho de pasillos, depósitos y células, con sus funcionarios de prisiones que evocan tanto la Alemania nazi como la Italia fascista, la película es voluntariamente intemporal. Y casi desnudo, con su barba y sus ojos negros, el actor Ivan Franek se asemeja a Enrique Irazoquim el Cristo de l’Evangile selon Saint Matthieu. Pero este primer largometraje no escapa a este miedo , a menudo, si común a las primeras obras, el de no ser comprendido. Con sus puestas en oposiciones de los colores blanco y negro, su juego sobre la sombra y la luz, sus símbolos de Cristo, la película raya a menudo la escalada. Y a pesar de ello, transportado por una narración en escalera, un actor espléndido, gracias a su respiración lírica, a veces logra alcanzar la inocencia, la belleza y la rectitud de su personaje principal.

(Traducción del francés)