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PELÍCULAS / CRÍTICAS

Peindre ou faire l'amour

por 

- Daniel Auteuil y Sabine Azema tentados por la manzana prohibida en el paraíso Swingers. La última demostración del sutil, lejano talento de los hermanos Larrieu

A un millón de millas de las carrera de ratas y los puñetazos de las películas de acción, los dos hermanos Arnaud y Jean-Marie Larrieu, han decidido tomar la ruta escenomatográfica, inundada de paisajes y humanidad. Una tranquila y pacífica atmósfera que no obstante dispone de profundas reservas de finura técnica y de guión, una sutil dirección de actores, un toque de humor y poder sugestivo que es el más efectivo para ser invisible. Aclamado por numerosos críticos, que ven ecos de Renoir en su trabajo, menospreciado por otros, que encuentran difícil encasillarlos, este dinámico duo francés cineasta hasta inquietó a la agitada votación del cine mundial en el Festival de Cannes esta primavera. Con su tercera película To Paint or Make Love [+lee también:
tráiler
entrevista: Arnaud & Jean-Marie Larrieu
entrevista: Philippe Martin
ficha de la película
]
, los hermanos Larrieu continúan demostrando su fresca originalidad, ahora subiendo apuestas gracias a actores de la estatura de Daniel Auteuil y Sabine Azema apoyados por Sergi López y Amira Casar. En un estilo visual que convierte el entorno natural omnipresente en una habitación de ecos y tomando todo el tiempo que necesitan para infundir una atmósfera de erotismo dulce y cortés de cuidadosamente elaborados planos y movimientos de cámara lentos y fluidos, los hermanos Larrieu firmemente brindan su sofisticado universo a la imaginación de la audiencia con sencillez.

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Tras la moderna y joven pareja de A Man, A Real Man que nos llegó el pasado 2003, los directores pirineicos están ahora concentrados en otra fase en la vida de estos ordinarios seres humanos que tanto aman para llevar la lupa objetiva a la película. Habiendo llegado a la jubilación anticipada, una “vieja pareja”, interpretada por Daniel Auteuil y Sabine Azema (a la que le gusta pintar en su tiempo libre), compran en consejo de un hombre ciego –Sergi López y su pareja en la película Amira Casar-, una fascinantey enorme Vila, una casa apartada en el corazón de las montañas Vercors. Muy pronto, tras cenas y fiestas en casas de vecinos, las dos parejas llegan a conocerse y se gustan unos a otros sin sentirse atados a la presión diaria de los compromisos. Un incendio les lleva a compartir el mismo techo, y a partir de entonces a saborear las delicias del intercambio de mujer (o de pareja). Una experiencias que provocará discusiones a cerca del significado de la vida por parte de los burgueses Auteil y Azema, sembrando las semillas de duda antes de liberarles por revelar las delicias del hedonismo. Dirigida con restricciones, esta estructura, bordada con una banda sonora colorida (sonidos del campo y abundantes canciones, en particular de Brel y Ferré y una original banda sonora compuesta por Philippe Katerine), ofrece una prueba más de la maestría de los hermanos Larrieu. Casi imperceptiblemente, transmiten los sutiles cambios psicológicos de los personajes al variar los planos de ellos (por ejemplo, durante las cuatro cenas en las que la película se basa). Una pieza altamente profesional en la que no hacen un segundo retroceso del desafío de filmar una escena larga de varios minutos que tiene lugar en total oscuridad con sólo la banda sonora de fondo. De ahora en adelante aprobados expertos de mezclar colores de la paleta, los hermanos Larrieu, artesanos dotados que son, están listos para futuras piezas maestras.

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(Traducción del francés)

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