22/07/2005

El 16 de junio pasado, después de cinco años a la dirección artística del Festival international du film de Locarno, Irene Bignardi anunció su partida al término de la edición 2005 (3 al 13 de agosto).
La periodista italiana, que alegaba entonces una elección “guiada por motivaciones estrictamente personales”, confió las razones profundas de su dimisión en una larga entrevista a la edición en alemán de Migros-Magazin (n º 29, julio de 2005), publicación con un tiraje de más de un millón y medio de ejemplares. Extenuada por las críticas, la directora artística se abre en un tono de lamento. Más allá de la nostalgia de mi país y de una falta de reconocimiento - sin hablar de las preocupaciones domésticas: “Cuando la mujer no está en casa, nadie se ocupa del hogar…” evoca las dificultades vinculadas a la competencia de los festivales de Venecia y Cannes, así como al multi-linguismo suizo: “Si tomábamos una película alemánica, los franceses se sentían descartados. Para los suizos, este país está dividido. Para mi, es una única nación, un punto es todo.” Amargada, Irene Bignardi aprovecha también para criticar a su antecesor, Marco Müller, hoy a la cabeza del Festival de Venecia: “No tiene nada que decir sobre Locarno, aparte del hecho que estaba aquí antes de los años 2000. Pero fue muy negativo para el festival y también para mi. Me hirió. No hablo de buen grado sobre la confusión que orquestó.”

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(Traducción del francés)