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Una situación económica distinta

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Los países de la Unión Europea produjeron en 2001 cerca de 625 películas, pero su distribución en Europa sigue siendo muy limitada. Hoy solamente se exportan bien en el continente las películas británicas, cuya recaudación es superior en los demás países de la Unión Europea (42 millones de espectadores) que en su propio mercado (18 millones).
Las películas alemanas, por el contrario, obtuvieron en su país más de 25 millones de recaudación contra 7 millones en el resto de Europa; las producciones francesas tuvieron en casa 73 millones de espectadores contra 21 millones en otros países europeos y los largometrajes italianos obtuvieron 12,5 millones de espectadores nacionales contra 3,5 millones en el extranjero. Estas cifras, dadas a conocer por André Lange, asesor del Observatorio Europeo del Medio Audiovisual, demuestran que, con excepción de las películas británicas, la distribución de películas europeas depende de una o dos películas guía, tipo La vida es bella de Roberto Begnini, Hable con ella de Pedro Almodóvar o Amélie de Jean-Pierre Jeunet. Cuando en un año no hay películas de ese calibre, las estadísticas tienden a caer. Sin embargo, las razones más profundas de esta ambigua distribución son principalmente económicas. De hecho, un análisis de las cincuenta empresas más importantes del cine europeo (entre productores, distribuidores y exhibidores) revela que hay una clara tendencia bajista de 1997 a 2000. A pesar del aumento de espectadores (21 por ciento más) y de un activo que se ha duplicado (17 mil millones de euros), la rentabilidad ha caído y el endeudamiento ha crecido: los beneficios han pasado de representar el 4 por ciento en 1997 al 0 por ciento en 2000.
Las primeras víctimas de esta debacle son los exhibidores, cuyos beneficios en Europa han pasado del 9 por ciento en 1998 a menos del 5 por ciento en 2000, sobre todo por la crisis de los circuitos alemanes: en octubre de 2002 se registraron el cierre de la séptima sala europea de UFA-Theater GmbH, las dificultades de Cinemaxx con sus importantes inversiones en los multiplex, y las pérdidas de Kinepolis en Europa central. Por el contrario, la distribución goza de mejor salud (3 por ciento de beneficios en 2000) y la edición y distribución en vídeo

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