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“El cine portugués necesita coproducciones”

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El panorama de la producción cinematográfica portuguesa no parece ser muy negativo. Además de las ayudas automáticas a los directores cuyas películas anteriores hayan alcanzado un cierto número de espectadores, el cine cuenta con ayudas financieras del Instituto Portugués de Televisión y con el apoyo de las televisiones, que deben aportar el 20 por ciento de la financiación total de las producciones nacionales. Sin embargo, señala Renée Gagnon, propietaria de la productora y distribuidora cinematográfica portuguesa Marfilmes, “no siempre es suficiente, sobre todo cuando se trata de películas de alto presupuesto. Para estos casos es necesario contar con coproducción internacional”. ¿Es cierto que para esto son una buena solución los festivales? “El cine portugués se ha dado a conocer gracias a los festivales y algunos directores han tenido incluso el privilegio de contar con doce páginas en “Cahiers du Cinéma”. Aun así, no todas las películas consiguen participar en festivales importantes como Venecia o Cannes, que es también un mercado internacional importante, y el actual panorama político y económico del país no asegura a los jóvenes directores y autores las mismas posibilidades que antes”.
¿Qué soluciones se pueden encontrar entonces para que el cine se renueve ayudando también, y principalmente, a los jóvenes talentos? Renée Gagnon señala la posibilidad de que los productores y, sobre todo, los distribuidores se dediquen con mayor energía a apoyar a un cine que no esté necesariamente hecho por grandes nombres. “El mío es un oficio de “investigadora”, pero queda claro que la mayor parte de los productores prefieren el aspecto económico al intelectual o cultural. Es cierto, no te vuelves rico si te dedicas más a estos últimos aspectos, si bien fui yo quien distribuyó en Portugal las primeras películas de Jim Jarmusch; arriesgué mucho, cuando se presentó en Cannes por primera vez dejó a todos estupefactos, pero yo creía firmemente en su trabajo”.
¿Es posible imaginar una Europa unida por un único organismo que se encargue de financiar y promover el cine, sean producciones nacionales o coproducciones? “Tal vez sea una idea demasiado compleja para poder hacerla realidad. Pero, ¡nunca se sabe! Tal vez la labor de la Unión Europea y la introducción del euro pueden ser buenos incentivos para un futuro de este tipo. Por ahora son sólo los festivales los que hacen que una película salga del anonimato. Además, últimamente hay una vuelta a la producción nacional. Un reflujo que si bien por una parte hace que la circulación de las obras sea más lenta, fortalece por otra la existencia de la cultura nacional. Está claro, sin embargo, que la mayor parte de las veces se trata de obras que no se pueden exportar por su fuerte connotación nacional. Es la serpiente que se muerde la cola, en pocas palabras”.
Además de apoyar que se estudie el cine en las escuelas europeas, como se estudia el arte y el teatro, Renée Gagnon concluye hablando sobre la importancia de apoyar principalmente a los pequeños distribuidores: “Son los que más interés muestran por las producciones europeas, y hay muchísimos. Creo que es necesario apoyarlos más, no solamente en un plano económico más amplio sino también con una burocracia menos imponente. Debo decir que muchas veces son todos esos formularios que hay que rellenar y todos los trámites que hay que seguir para llegar a la codiciada “ayuda financiera” los que me hacen perder los ánimos y el entusiasmo”.

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