2. El DVD y el cine, ¿amigos o enemigos?
por Fabien Lemercier
Desde su nacimiento, el DVD ha suscitado numerosas reservas por parte de los empresarios de cine, que no veían con buenos ojos la llegada de este nuevo “cine en casa”, temiendo que su potencial técnico alejaría a los espectadores de las salas. No obstante, varios estudios han modificado estos temores. De hecho, los mayores consumidores de DVD son las mismas personas que van con mayor frecuencia al cine (10 veces por año con 5 veces como media para los franceses). Se trata entonces de una acumulación de habitudes culturales y no de que una sustituya a la otra.
Además, el 85 por ciento de los títulos producidos en DVD son largometrajes y los editores de vídeo insisten en que la sala cinematográfica es el escaparate indispensable para el éxito de una película, pues el impacto del estreno condiciona todo su desarrollo posterior. Este papel de complemento, más que de competidor, ha empezado a influir en los editores de DVD, que intervienen cada vez más en la cadena de producción para conciliar los estrenos en sala con los estrenos en DVD, o bien para participar en la financiación de algunas películas bajo forma de garantía mínima de inversión.
En Francia las salas mantienen su papel líder, pues la reglamentación autoriza los estrenos en vídeo sólo después de haber transcurrido seis meses de su estreno en sala. Pero no sucede lo mismo en Estados Unidos, Japón o Alemania, donde las películas salen de forma directa en DVD. En Francia, algunos editores quieren suavizar la regla de los seis meses para los largometrajes que desaparezcan pronto de las pantallas, pero la legislación no da señales de querer cambiar. En consecuencia, la estrategia de lanzamiento de los DVD se basa mucho en el éxito que tengan las películas en las salas, sirviéndose de la calidad tecnológica del formato para influir en espectadores y cineastas con objeto de cambiar de manera imperceptible su actitud ante el cine.
De hecho, un estudio realizado por el SEV identificó que, entre las principales razones para comprar un DVD, se encuentran la de “volver a ver una película” (40 por ciento) y la de “conservar una película en particular” (33 por ciento) antes comprada en VHS (15 por ciento).
Motivos que explican por qué el DVD es, por encima de todo, un producto de venta (10 DVD comprados frente a 3 alquilados), cuando por el contrario la compra y el alquiler de cintas en VHS son equiparables. Con lo que los famosos “bonos” de los DVD no constituyen un elemento que propicie su compra, salvo en el caso de coleccionistas. Sin embargo, el trabajo de los directores empieza a tomarlos en consideración: los making of enriquecidos o la incorporación de bonos con escenas cortadas o con tomas desde ángulos distintos pronto tendrán repercusiones en el modo de rodar una película.
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