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¿Ocaso de una era?

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En 2001, el mundo del cine francés estaba en plena euforia, mecido por el éxito de Amélie [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
y por la aparente solidez de una industria floreciente y protegida por un sistema de ayudas envidiado por todos sus vecinos europeos. Desde el año 2002, la influencia de las televisiones en la financiación de la producción cinematográfica francesa ha empezado a dar señales de preocupación, violentos cambios han agitado a la televisión de pago Canal+ y afectado a toda la cadena productiva del cine.
Una cosa es cierta: el modelo francés ha llegado a su límite y debe tomar en cuenta que ha terminado el período dorado de crecimiento de ayudas al cine por parte de las televisiones. La solución: encontrar nuevas fuentes de inversión para mantener un nivel alto y diversificado de películas. Contribuciones por parte de socios europeos, ayudas fiscales mayores para el sector de vídeo, reajuste del vínculo entre la televisiones y un sector audiovisual que cambia, búsqueda de subvenciones privadas…, en pocas palabras, hay que intentar todas las posibilidades.
Progresar en la cúpula no deja de tener sus dificultades: los márgenes de maniobra son limitados y los operadores del cine francés tendrán que mostrar audacia y firmeza para mantener una producción equilibrada entre rentabilidad y creatividad.

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