06/09/2005

Huésped regular de la Mostra desde 1988, el cineasta portugués Joao Botelho no decepcionó a sus admiradores ayer por la noche con la proyección en competición oficial de El Fatalista [+lee también:
tráiler
ficha de la película] libre adaptación de Jacques Le Fataliste escrito por el filósofo francés Denis Diderot en los años 1770. Una relectura contemporánea donde el realizador supo extraer una divertida mezcla de humor delirante , de sátira social permanente y de análisis de los mecanismos de la atracción entre los sexos. Nadando a menudo en absurdidad y en un surrealismo tipo Buñuel o Fellini, el realizador lusitano recoge sin diluir la oleada permanente de palabras vertidas por el dúo desencadenado (y notable) compuesto por los actores Rogério Samora y André Gomez.

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Personificando respectivamente a los personajes de Tiago el chofer y Patrao su patrón, los dos actores se dan con alegría todo a lo largo de un viaje por carretera que parece sin objetivo. Entrecruzado por las reflexiones de un narrador que se dirige a los espectadores ironizando sobre las múltiples posibilidades narrativas, este road-movie desfila al ritmo del interminable relato de las aventuras amorosas de Tiago que constituyen tantas películas en la película. Este retrato de un binomio amo-doméstico apreciado por al teatro clásico con su jerarquía invertida, el inferior llevando la danza como el bufón del rey, seduciendo a las mujeres y actuando en fuera de la ley mientras que su superior se tiene en posición de mirón y auditor apasionado, esconde en realidad una filosofía libertaria bajo un velo de comedia. Ya que como lo destaca Joao Botelho, “el objetivo de Jacques le Fataliste es tratar la única cosa que mueve el mundo: la lucha de clases”. Pero este tema subyacente pasa en el filtro de las obsesiones fetichistas del cineasta respecto a las mujeres (en particular, de sus piernas) y sobre todo por una calidad visual brillante que se vincula con la pintura. Muy clásico en su factura cinematográfica O Fatalista demuestra nuevamente cuánto Botelho sobresale a filmar la naturaleza, del verde de los árboles al azul del cielo. Y esta gran potencia de sugerencia en el fondo acompaña idealmente, como una embriaguez insidiosa, el deambular verbal e imaginario que puebla una película indiscutiblemente original.

Producido por Paolo Branco con su sociedad francesa Gémini Films (encargada también de las ventas internacionales) y su homologa portuguesa Madragoa Filmes, O Fatalista benefició del apoyo del ICAM (Instituto de Cine, Audiovisual y Multimedia) y de la RTP (Radiotelevisão Portuguesa).

(Traducción del francés)