Diversidad Cultural en la UNESCO: Adoptada pero no ratificada
por Chantal Gras
Ha sido una primera y rotunda victoria. Pero la guerra aun está lejos de ganarse. La "diversidad cultural" fue adoptada ayer, jueves 20 de octubre, en la sesión plenaria general en París, por gran mayoría: 148 votos a favor y 2 en contra (EEUU e Israel) y 4 abstenciones (Australia, Liberia, Nicaragua y Honduras). Una firma en blanco para las ayudas públicas a largo plazo hacia bienes y servicios culturales, incluidos en la sección referente al cine y medios de comunicación, un imprimátur a la política europea de cuotas con vistas a frenar la importación masiva de obras de Hollywood.
EEUU, que acaba de reintegrarse en la UNESCO (iniciativa de George W Bush) en el 2003 después de su marcha en 1983, no ha sido capaz de apoyar un texto jurídico internacional desfavorable a sus intereses comerciales. Hasta aquí los estados del mundo se veían sometidos a las decisiones exclusivas de la Organización Mundial de Comercio (OMC) que sólo autorizaba “exenciones provisionales” a la regla de libre intercambio.
He aquí la primera grieta: Su artículo número 20 estipula que la Convención de UNESCO es de naturaleza jurídica «equivalente a todo instrumento internacional existente », por lo tanto equivalente a la OMC. Aunque lógico, se trata de ajustar una regla a la otra, dos jurisdicciones realmente no pertenecientes al consenso. El obstáculo USA en ambos parece ser brindará serios altercados.
Segunda grieta: para su entrada en vigor, la diversidad cultural debe ratificarse por al menos 30 países. Debe ser adoptada e incluida por sus parlamentos nacionales. No hay fecha límite para su ratificación, lo que permite a EEUU continuar con su típica estrategia de “efecto dominó” (acordar las ayudas en uno sector comercial a cambio de una libre introducción de películas y series impuestas por los grandes). Son ya múltiples los países envueltos en este mercantilismo. Incluso la UE habló como una sola voz en los debates de París. No se sabe qué será de ello en las asambleas parlamentarias nacionales, ya que los mismos países europeos están divididos sobre el asunto.
(Traducción del francés)
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