Crialese abre la Porta d'oro de América
por Camillo De Marco
"Hago la película que quería sin pensar en el público o en los críticos". Se siente un realizador libre Emanuele Crialese, actualmente en París, donde está montando la tercera película, La porta d'oro. Título provisional para una historia aclimatada al inicio de los Novecientos, cuando una familia siciliana deja Italia para buscar una mejor vida en América. Los productores italianos y los franceses creyeron e invirtieron en él después de la victoria en la Semana de la Crítica en Cannes 2002 con Respiro y la siguiente afirmación de la película interpretada por Valeria Golino en las salas del otro lado de los Alpes.
El filme, con un costo de 11 millones de dólares, nace en efecto de un acuerdo ejemplar entre Italia y Francia: producido por Alexandre Mallet-Guy para Memento Films y Fabrizio Mosca para Titti Film, Rai Cinema, el mismo Crialese, y la contribución del MiBAC (dirección general par el Cine del Ministerio de la Cultura), La porta d'oro es interpretada por Vincenzo Amato, Filippo Puccillo, Charlotte Gainsbourg, Francesco Casisa y Aurora Quattrocchi. Agnés Godard es director de la fotografía. A distribuirla en Italia será 01 Distribution mientras que las ventas internacionales se confían a la francesa Wild Bunch.
Entrevistado por el diario la República, Crialese explica que el "viaje de la esperanza" es un tema muy amado en el cine, "pero el mío no es un filme sobre la emigración, es sobre la voluntad de cambiar la propia vida, abandonar algo que se conoce por algo desconocido. Es un gran acto de valor, es un salto en la oscuridad y para mi quien tiene este valor es un héroe".
Crialese considera La porta d'oro su filme más personal. Ha escrito el sujeto después de su primer largometraje Once we were strangers que le ha valido la admisión -primer italiano de la historia- en el celebre Sundance Film Festival de Robert Redford en el 1998. "He ganado mis primeros 50 000 dólares de un productor que sin embargo pensaba que fuera un filme demasiado arriesgado para confiar la dirección a un desconocido como yo. Pero preferí no ceder los derechos y esperar el momento justo, lo sentía demasiado mío".
(Traducción del italiano)
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