23/03/2006

Desde hace algunos años es casi imposible ver una obra polaca en las grandes pantallas europeas. Esto incluye también las producciones que han estado premiadas en varios festivales. Mój Nikifor (Mi Nikifor) de Krzysztof Krauze (13 premios internacionales , entre los cuales se encuentra el Gran Premio a Karlovy Vary ) no fué vendida sino a distribuidores checos, eslovacos y japoneses, a una televisión húngara y a dos televisiones australianas.
Es raro que una película polaca tenga un agente internacional de venta. Vinci de Juliusz Machulski es una excepción que se explica seguramente por el género de película del que se trata : esta comedia criminal, gracias a su promoción internacional , ya ha sido vendida a 15 países (9 en Europa).

Es exactamente la falta de promoción del cine polaco en el extranjero de lo que se quejan los productores y los distribuidores que se sienten muy solos en este frente. El instituto polaco del cine está tratando de crear una estrategia de promoción internacional. Pero la acción de promoción más costosa, ha sido la emprendida este año por PISF – la promoción en los Estados Unidos de Komornik como candidata a los Oscares – que terminó en fracaso. Después del festival de Berlin el Instituto Polaco del Cine se adherió al European Film Promotion.

Si el cine polaco se vende mal en el extranjero es también porque – como lo ha dicho muchas veces Agnieszka Holland – hay una falta de interés por parte de Europa Occidental por los países que forman la otra parte de Europa, los cuales “pierden la competencia” contra China, Iran y otros países no europeos , exóticos , en donde la cultura difiere considerablemente con respecto a la que conoce el público del Viejo Continente.”Las producciones de nuestros directores no son tan interesantes como lo eran antes de la caída de la cortina de hierrro. Nuestra cinematografía esta hecha sólo para los cinéfilos” – constata Agnieszka Holland.