El estado de las cosas
por Katiusha Salerno
VIAREGGIO – El cine europeo no está bien. Pero está lleno de vitalidad. A esta conclusión han llegado los participantes en la convención llevada a cabo el domingo 15 y el lunes 16 en Viareggio, organizada en el ámbito de la 19a edición del festival EuropaCinema, a desarrollarse hasta el próximo sábado 21.
“Más que una convención esto es un taller –afirmó la nueva presidenta del festival, Luciana Castellina en la apertura de los debates-, un verdadero punto de encuentro entre las diferentes cinematografías europeas para analizar sin tapujos el estado real de las cosas en el cine europeo”.
Las intervenciones en la convención (entre otras, la de Xavier Merlin, director du Centro Nacional de Cinematografía francés, la de Herni Roanne de la Communauté française de Belgique, la de José María Otero, directore del ICAA (Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales) y Rossana Rummo, directora del sector cine del Ministerio de Cultura italiano han apuntado a crear instrumentos comunes en Europa que permitan abordar el problema de los apoyos al cine. Es necesaria una convergencia europea, particularmente para aquellos países como Italia en los que la producción cinematográfica se ha debilitado a causa del sistema político y cultural en el que opera. No es que falten ideas y creatividad, ni mucho menos valientes productores que financien obras de directores jóvenes todavía poco conocidos. Lo que hace falta para que repunte la industria cultural del cine europeo parece estar más en los apoyos económicos estatales a la creación y distribución. Pero no solamente. Las televisiones podrían tener un papel más importante si destinaran un mayor porcentaje de dinero a la producción cinematográfica.
Es este aspecto el que parece preocupar a Francia, que siempre ha utilizado una normativa que señala que las cadenas de televisión deben invertir en el cine. “Francia –ha afirmado Xavier Merlín- ha adoptado desde hace 52 años un sistema mixto de financiación, con pocas variaciones en el tiempo, que ha funcionado gracias principalmente al apoyo de Canal Plus. La televisión francesa, en efecto, ha cubierto anualmente hasta con 150 millones de euros los costes de producción y distribución cinematográficas en la propia Francia y en el extranjero”. Los recientes problemas de Canal Plus preocupan como es natural a los productores y al CNC, pero éstos mantienen un diálogo continuo con el Ministerio de Cultura francés –algo que no existe en otros países o que es muy débil-, necesario para conservar el dinamismo que preserve la “buena salud” de la industria del cine.
Por estos motivos, parecería que habría que seguir el modelo francés en las demás cinematografías europeas. España (160 películas nuevas por año en las salas con una cuota de mercado del 15 por ciento) y Bélgica (120) lo han adoptado en los últimos años y han obtenido resultados satisfactorios. Queda Italia, que muestra una situación política inestable sin la continuidad necesaria para garantizar ayudas eficaces a la producción cinematográfica nacional.
El resultado que surge de esta convención/taller es una fuerte voluntad para asumir un compromiso común en el ámbito de un cine entendido como industria de divulgación cultural de las diferentes naciones. Es por esto que es necesario mantener una confrontación periódica y continua que constituya un estímulo, una fuerza y una ocasión para crecer, y que Luciana Castellina ha fijado para el año próximo, siempre en Viareggio, una cita para seguir analizando, inventando, creando, discutiendo y divulgando el cine de Europa.
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