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Francia - El boom del mercado DVD (enero 2003)

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Tras un crecimiento de más del 20 por ciento en Francia, el vídeo casero vive una verdadera revolución gracias al Disco Versátil Digital, en vertiginoso aumento.

Revolución DVD

En el ámbito más bien borrascoso del cine y la televisión en Francia y Europa, el DVD aparece como un rayo de sol.
Tras un crecimiento de más del 20 por ciento en Francia, el vídeo casero vive una verdadera revolución gracias al nuevo soporte del Disco Versátil Digital, en vertiginoso aumento. Apostando principalmente por la calidad del sonido y de la imagen, a los que se añaden hoy los famosos “bonos”, el DVD inaugura una nueva era para el séptimo arte. No obstante, las reacciones en cadena provocadas por su explosión no se han podido identificar con claridad todavía.
¿El DVD es una amenaza para el cine, lo mejora, o lo obligará a transformarse? Un estudio hasta el corazón del fenómeno.

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La fulgurante expansión del mercado

Lanzada en Francia y en Europa en 1997 por Editions Montparnasse con los títulos Microcosmos y Les enfants de Lumière, la tecnología del Disco Versátil Digital se ha impuesto en sólo cinco años como el mejor formato de difusión de imágenes. En Francia, el año 2002 vio cómo se invertían los porcentajes de venta con respecto de los VHS: 40 millones de DVD vendidos contra 28 millones de VHS. El vertiginoso crecimiento estuvo acompañado por un rápido incremento de la oferta y un catálogo de seis mil títulos actualmente disponibles. Según los datos más recientes de la Federación Internacional de Vídeo , , el crecimiento francés es un reflejo de lo que sucede en Europa, donde en 2001 se vendieron más de 122 millones de DVD por un valor de 3 mil millones de euros, frente a 1,4 mil millones en el 2000. Aunque hay que señalar que esta tendencia dinámica se produce sobre todo en los grandes países como Francia, Alemania y Gran Bretaña, que representan el 65 por ciento de las ventas.
Lo más significativo de este crecimiento es, sin duda, la velocidad con la que el DVD ha convencido a los consumidores, transformándose en un producto popular. Si al principio era un lujo para cinéfilos en busca de novedades tecnológicas, pronto ha alcanzado al gran público: en enero de 2003, casi el 25 por ciento de las familias francesas posee un lector DVD, porcentaje dos veces y media superior al de lectores CD tras cinco años de comercialización. Un resultado importante para un período tan corto, pero también un notable potencial de expansión dado que el 80 por ciento de las familias que tienen televisión también tienen una grabadora.
De acuerdo con el presidente del Sindicato de la Edición en Vídeo (SEV), Yves Caillaud, el entusiasmo se debe al precio moderado de los lectores (que se encuentran desde unos 100 euros) y de las cintas en DVD (de 20 a 30 euros). Pero esta apertura del mercado forma parte de un movimiento más amplio que tiene que ver con la industria cinematográfica mundial. De hecho, hoy en día cerca del 50 por ciento de la recaudación de las películas producidas por las grandes empresas estadounidenses proviene del vídeo (y sobre todo del DVD), mucho más que de la distribución en salas, las ventas a las televisiones o la comercialización. Europa sigue esta evolución con un sector de vídeo cuya presencia económica aumenta en la producción cinematográfica. En Francia, Alemania y Gran Bretaña los ingresos por venta y alquiler de vídeos han superado a la recaudación en los cines. En Francia, por ejemplo, la recaudación en taquilla en 2001 alcanzó mil millones de euros frente a un mercado de vídeo estimado en 1,4 mil millones de euros. Un desarrollo que llama la atención y que también genera algunas preocupaciones.

El DVD y el cine, ¿amigos o enemigos?

Desde su nacimiento, el DVD ha suscitado numerosas reservas por parte de los empresarios de cine, que no veían con buenos ojos la llegada de este nuevo “cine en casa”, temiendo que su potencial técnico alejaría a los espectadores de las salas. No obstante, varios estudios han modificado estos temores. De hecho, los mayores consumidores de DVD son las mismas personas que van con mayor frecuencia al cine (10 veces por año con 5 veces como media para los franceses). Se trata entonces de una acumulación de habitudes culturales y no de que una sustituya a la otra.
Además, el 85 por ciento de los títulos producidos en DVD son largometrajes y los editores de vídeo insisten en que la sala cinematográfica es el escaparate indispensable para el éxito de una película, pues el impacto del estreno condiciona todo su desarrollo posterior. Este papel de complemento, más que de competidor, ha empezado a influir en los editores de DVD, que intervienen cada vez más en la cadena de producción para conciliar los estrenos en sala con los estrenos en DVD, o bien para participar en la financiación de algunas películas bajo forma de garantía mínima de inversión. En Francia las salas mantienen su papel líder, pues la reglamentación autoriza los estrenos en vídeo sólo después de haber transcurrido seis meses de su estreno en sala. Pero no sucede lo mismo en Estados Unidos, Japón o Alemania, donde las películas salen de forma directa en DVD. En Francia, algunos editores quieren suavizar la regla de los seis meses para los largometrajes que desaparezcan pronto de las pantallas, pero la legislación no da señales de querer cambiar. En consecuencia, la estrategia de lanzamiento de los DVD se basa mucho en el éxito que tengan las películas en las salas, sirviéndose de la calidad tecnológica del formato para influir en espectadores y cineastas con objeto de cambiar de manera imperceptible su actitud ante el cine. De hecho, un estudio realizado por el SEV identificó que, entre las principales razones para comprar un DVD, se encuentran la de “volver a ver una película” (40 por ciento) y la de “conservar una película en particular” (33 por ciento) antes comprada en VHS (15 por ciento).
Motivos que explican por qué el DVD es, por encima de todo, un producto de venta (10 DVD comprados frente a 3 alquilados), cuando por el contrario la compra y el alquiler de cintas en VHS son equiparables. Con lo que los famosos “bonos” de los DVD no constituyen un elemento que propicie su compra, salvo en el caso de coleccionistas. Sin embargo, el trabajo de los directores empieza a tomarlos en consideración: los making of enriquecidos o la incorporación de bonos con escenas cortadas o con tomas desde ángulos distintos pronto tendrán repercusiones en el modo de rodar una película.

Riesgos y promesas

La calidad del sonido y de la imagen del DVD favorece sobre todo las ventas de películas de acciones espectaculares, como Matrix, Spiderman o El quinto elemento. Una tendencia que penaliza al cine europeo de autor, con excepción de los grandes éxitos en sala como 8 mujeres [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
. Por esto, para agilizar la rentabilidad, los editores de vídeo lanzan actualmente al mercado solamente 15 películas francesas por año, con lo que la representación del patrimonio cinematográfico francés deja mucho que desear. Además, el coste de producción de un DVD todavía es elevado: 10.000 euros cuesta un máster sencillo contra 250 euros en VHS, sin contar los bonos y el tan delicado problema de la restauración de las copias. StudioCanal, por ejemplo, gastó 300.000 euros para restaurar La gran ilusión de Jean Renoir.
Actualmente, cinco editores de vídeo trabajan en reeditar clásicos del cine francés (Gaumont, StudioCanal, Opening Distribution, Arte Vidéo y MK2 Editions), pero sus esfuerzos no están a la altura de lo que los cinéfilos esperan. Por ejemplo, el DVD de Les enfants du paradis de Marcel Carné hay que comprarlo en Estados Unidos o en Japón. No obstante, algunas empresas como MK2 están creando nuevas estrategias para dar mayor valor a las obras cinematográficas, reestrenando, por ejemplo, un clásico en los cines y cuatro semanas más tarde en DVD, como se hizo en octubre de 2002 con la película El gran dictador de Charles Chaplin.
El segundo riesgo que corren los DVD, además de la fuerte inflación en los derechos del vídeo, sigue siendo la piratería. Durante los últimos encuentros de Perspectives de l’édition vidéo européenne (PEVE), que se llevaron a cabo en Aviñón los días 27 y 28 de noviembre de 2002, la asociación que combate la piratería dio a conocer que en Rusia hay por lo menos ocho fábricas de DVD falsos. Pero más allá de estos problemas técnicos, el vertiginoso crecimiento del DVD abre nuevas posibilidades de circulación en Europa a las películas europeas. Lo confirma Laura de Casto, de Metro Tartan Distribution: “dado que en Gran Bretaña sólo algunos títulos se distribuyen fuera de las salas londinenses, los DVD pueden llevar el cine europeo a la provincia y llegar de esta manera a un público nuevo”. Una opinión que comparte el director general del Centro Nacional de Cinematografía francés, David Kessler, presente por primera vez en PEVE, que ha recalcado que “están lejos los tiempos en los que el cine veía al vídeo como un peligro. El vídeo no debe considerarse como un mercado, sino como un instrumento que favorece la diversidad cultural”.

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