19/09/2007

De estreno el 21 de septiembre, Piano, solo [+lee también:
tráiler
ficha de la película] lleva de nuevo al cine a Riccardo Milani, tras el paréntesis televisivo que siguió a Il posto dell’anima. A gusto con la adaptación de obras literarias (las primeras: Auguri professore y La guerra degli Antò) y con la transposición de hechos de crónica (que inspiraron Il posto dell’anima), el director romano sintetiza estas dos tendencias, narrando la verdadera historia del músico de jazz Luca Flores, protagonista del libro Il disco del mondo – Vita breve di Luca Flores, musicista, escrito por el alcalde de Roma, Walter Veltroni.

La idea de la película parte de las páginas de la biografía, “porque el libro”, explica Riccardo Milano, “tiene la intención de hablar sobre un chico que es a la vez normal y extraordinario”: un talento purísimo del piano, pero sobre todo un hombre frágil, profundamente marcado por su infancia en África, siguiendo a su padre, geólogo, y por el sentimiento de culpa por la muerte de su madre. Hasta que el malestar psíquico lo conduce al dramático suicidio, en 1995, la noche de su cuarenta cumpleaños.

Piano, solo (de la pieza de Sergej Rachmaninov ejecutada como apertura) no pretende ser una película “sobre jazz, sino sobre un hombre que hablaba a los demás con el piano”. Milani (que participa en la elaboración del guión junto a Ivan Cotroneo, Claudio Piersanti y Sandro Petraglia) se concentra en la persona más que en el músico, con un “sentido de la medida y una ética indispensables en una historia tan dolorosa”: Hasta llegar al punto en que “por primera vez, renuncio casi por completo al tono de comedia de mis primeras películas”.

Un sentimiento de responsabilidad hacia la memoria de Luca Flores y en lo concerniente a su familia (que ha participado activamente en el rodaje), que ha invadido también a los actores, desde el “padre”, Michele Placido, a la “novia”, Jasmine Trinca, o los “hermanos”, Paola Cortellesi, Corso Salani y Mariella Valentini.

Pero es, sobre todo, el protagonista, Kim Rossi Stuart, quien deberá volver a enfrentarse con la esquizofrenia como en el lejano Sin piel, quien sentirá la emoción de prestar su cara y sus gestos al verdadero Luca Flores: “el toque emotivo que me ha convencido para rodar la película ha sido leer sus cartas, ver las pequeñas películas caseras rodadas en familia o en los conciertos”.