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ESTRENO Italia

El cuscús según Kechiche

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El sueño americano al revés: “No se puede llegar a nada sin la ayuda de los demás. Es esto sobre lo que quería llamar la atención con esta película, mostrando un personaje al cual la sociedad ha rechazado a pesar de sus esfuerzos por integrarse”.

Con estas palabras el director franco-tunecino Abdellatif Kechiche ha presentado a la prensa italiana su tercera película, La Graine et le mulet [+lee también:
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, que llegará a Italia de la mano de Lucky Red el 11 de enero con 30 copias, del las que al menos 3 en lengua original con subtítulos. El argumento trata la historia de un hombre de origen magrebí que, a pesar de que trabaja en los astilleros de Sète (Marsella), sigue alimentando a sus 60 años el sueño de abrir un restaurante a bordo de una vieja embarcación.

La cinta fue estrenada en Francia el pasado 12 de diciembre con 92 copias que enseguida se revelaron insuficientes, ampliando el número hasta 123, vistas por 300.000 espectadores en tres semanas. La Graine et le mulet acaba de ser galardonada con el premio Louis-Delluc a la mejor película francesa del año y es una de las grandes favoritas en los próximos premios César, tras ser uno de los vencedores morales del último festival de Venecia, donde ganó el gran premio del jurado y el de mejor actriz revelación (para Hafsia Herzi). Pero se le escapó el León de oro, el máximo galardón, herida que aún escuece: “Estaba convencido de que no había un escaparate mejor que Venecia para este trabajo, pero la decepción ha sido menor que el orgullo de haber participado”.

Kechiche representa la vida cotidiana de la comunidad magrebí con un autenticidad única y evitando los estereotipos. Su técnica, aunque pueda parecer improvisada, es fruto de horas y horas de ensayos y de kilómetros de película. Un ejemplo: para la escena de la danza del vientre, Hafsia Herzi tuvo que bailar 40 minutos seguidos cada noche durante semanas. A lo largo de la película, Kechiche somete a los personajes a un férreo marcaje, siguiéndoles mientras cocinan, comen, discuten o hablan, con el fin de dar al espectador la sensación de formar parte de sus vidas. “Mi propósito era mostrar su modo de vivir, superando la artificialidad del cine. Es un ambiente que conozco perfectamente. Además, quería homenajear a los llamados inmigrantes de primera generación, como mi padre, auténticos héroes que tuvieron la valentía de abandonar su país natal y padecer humillaciones con el único objetivo de ofrecer a sus hijos una vida mejor.”

Kechiche concede una importancia enorme al trabajo con los actores. De hecho, comenzó su carrera en el teatro combinando el trabajo de director con el de actor y, ya en el cine, ha trabajado como actor para directores como André Téchiné. “Una de las bases de mi trabajo es mantener una relación cercana con ellos y sentir su estado de ánimo”, dice, recalcando que la única actriz profesional del reparto es Hafsia Herzi. “Para obtener una actuación lo más realista posible, pedí a los actores que comieran de verdad”. Cuscús, claro (el título hace referencia a los ingredientes con que se prepara este plato). “El cuscús representa una identidad, un elemento de unión, que logra realmente unir a la gente, más allá de los problemas”.

En estos momentos Kechiche maneja una serie de proyectos muy alejados de sus trabajos anteriores: “Estoy preparando una historia ambientada en el siglo XVIII, con un presupuesto muy alto. Pero todo depende del dinero. Los productores están muy atentos a la recaudación, así que tenemos que esperar y ver los resultados de taquilla de La Graine et le mulet”.

(Traducción del italiano)

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