La heterogénea coproducción europea Waltz with Bashir
por Fabien Lemercier
Memoria dinámica, recuerdos borrados del disco duro, situaciones disociativas, sueños y alucinaciones: la guerra deja extrañas huellas en quienes se han visto atrapados por la espiral de una cruenta historia. Llevar a flote la verdad para separar la realidad reprimida de los recuerdos reconstruidos por la imaginación es el complejo rompecabezas que se propone el israelí Ari Folman con su segundo trabajo, Waltz with Bashir [+lee también:
tráiler
ficha de la película], proyectada ayer por la noche en la 61ª edición del Festival de Cannes. Heterogéneo en cuanto al estilo y al enfoque, intercala testimonios documentales y ficción onírica, un rodaje en imágenes reales, luego una transformación en largometraje de animación. El resultado es una película asombrosa coproducida por dos países europeos, Alemania y Francia.
“De repente, vi una pequeña mano de niño que salía de las ruinas”. Beirut Oeste, 1982: la milicia falangista libanesa masacra a los refugiados palestinos en los campos de Sabra y Chatila, ante la pasividad de los soldados israelíes. Entre los jóvenes reclutas figura Ari Folman, que oculta este episodio en lo más profundo de su memoria. Pero veinte años más tarde, y es así que la película comienza, cuando un antiguo compañero suyo del ejercito le narra un sueño que se le repite obsesivamente (26 perros negros que le persiguen para matarlo) Folman siente la necesidad de querer colmar este vacío. Visitando en Holanda a otros compañeros, remonta poco a poco el hilo de la intervención israelí en el Líbano antes de visitar a testigos clave de Sabra y Chatila, un funcionario en misión en frente de los campos y un periodista. Una lección de historia que el cineasta eligió describir humanamente con los recuerdos muy detallados de los unos y de los otros, toques de humor negro sobre una música muy presente que va del rock al clásico, así como todas las posibilidades visuales que permite la animación, tanto para ilustrar los fantasmas del espíritu como para reducir el impacto de las atrocidades de la guerra. Una mezcla que hace de Waltz with Bashir una película casi experimental y un prototipo de un nuevo género, el dibujo animado documental, que ha dado lugar a un animado debate entre los periodistas tras su proyección para la prensa.
Producida por la israelí Bridgit Folman Film Gang, Waltz with Bashir ha sido coproducida por la francesa Films d'Ici y la alemana Razor Films, con el apoyo de Arte France y del Medienboard Berlin-Brandenburg. Le Pacte distribuirá la cinta en Francia, mientras que las ventas internacionales dependen de la alemana The Match Factory.
(Traducción del francés)
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