22/05/2008

La enorme expectación creada en torno a la película Che [+lee también:
tráiler
ficha de la película], presentada en competición ayer en el Festival de Cannes, no decepcionó ni a los seguidores del mito del Che Guevara ni a los aficionados de grandes epopeyas cinematográficas. Interpretado por un magnifico Benicio Del Toro, candidato indiscutible a un premio de interpretación, el famoso revolucionario inspiró al norteamericano Steven Soderbergh en una adaptación que dura 4 horas y 28 minutos pero cuyo interés no decae en ningún momento. Una proeza realizada gracias a financiaciones esencialmente europeas a través de la francesa Wild Bunch y la española Telecinco, que aportaron respectivamente 40 y 20 millones de dólares de los 70 necesarios para la producción.

Desmontando la tesis del superhombre al mostrar un Che Guevara víctima de una severa crisis asmática en la sierra cubana, Steven Soderbergh centra su relato en la dimensión fraternal de la guerrilla y su icono, “el Comandante”, relegando el personaje de Fidel Castro a un papel secundario (excelentemente interpretado por Demain Bichir). Utilizando material de archivo en blanco y negro de la contundente intervención del Che Guevara en las Naciones Unidas en 1964 y sonido de una entrevista que resume las etapas de la revolución cubana, el primer episodio narra la conquista progresiva de Cuba por parte de las fuerzas revolucionarias. Una época de iniciación en cuanto a estrategia militar y política para un Che Guevara que renunciará a continuación a los privilegios de los vencedores para proseguir su ideal de justicia social. Una búsqueda que lo conducirá de incógnito a Bolivia (marco de la segunda parte de la película) en 1966, con el objetivo de formar un movimiento armado destinado a derrocar la dictadura boliviana.

Más clásico en su desarrollo histórico, este segundo capitulo se estrecha en torno al reducido grupo de guerrilleros enfrentados a una adversidad creciente que acabará con la captura y la muerte del carismático comandante. Un mito al cual el realizador ofrece la posibilidad de definirse en sus matices a través de las relaciones con sus numerosos camaradas de revolución, entre los cuales destaca la actriz germana Franka Potente. En definitiva, una obra que tiene el encanto de una gran aventura y las virtudes de la transmisión de la Historia pasada a través del prisma de los valores humanos y sacrificios diarios inherentes al idealismo.

(Traducción del francés)