VENECIA 2008 Fuera de concurso / Francia
Larga vida a Agnès Varda
por Gabriele Barcaro
“Una viejecita trotamundos y charlatana que cuenta su propia vida”. Así se presenta Agnès Varda en la primera escena de su documental Les plages d’Agnès [+lee también:
tráiler
ficha de la película], que ofrece un retrato íntimo de la cineasta (uno de los nombres reconocidos de la Nouvelle Vague francesa) pero es mucho más que una simple autobiografía filmada.
Las playas del título “son las del Mar del Norte, del Mediterráneo y del Atlántico”, explica la directora. Ostende, Sète (donde le han dedicado una calle para agradecerle el cortometraje La Pointe courte, su primer filme y preciso retrato de la vida de los pescadores del lugar), Venecia Beach: “son los lugares más perfectos. Las montañas me parecen ridículas, como quien piensa que la existencia es una escalada.”
Cien minutos no son suficientes para hacer balance de ochenta años de vida y más de cincuenta de carrera: la infancia en Bélgica, la llegada a Paris, los comienzos en la fotografía, la amistad con Chris Marker y el encuentro con Jacques Demy (compañero de toda una vida y centro de los momentos más conmovedores y admirativos del filme), además del éxito internacional de Cleo de 5 a 7, los Estados Unidos, el compromiso político (“soy una mujer de izquierdas pero al margen de cualquier partido: libré una larga batalla por un feminismo optimista”).
Están también las miradas de los amigos que se han ido pero vuelven a través de las fotos de la realizadora expuestas en el Palacio de los Papas de Aviñón: “Fue una emoción violenta, ver aquellas fotos todas juntas y pensar que las personas están casi todas muertas, de Gérard Philipe a Philippe Noiret”, explica la directora.
La cinta, marcada por la ironía (y veces la autocrítica, como cuando Varda recuerda el fracaso de Las cien y una noches), está llena de invenciones narrativas. “Rodé este filme para dar a conocer a mis hijos (Rosalie Varda, directora de vestuario, y Mathieu Demy, actor, NdR) los altibajos de mi trayectoria: un deseo de anciana, no de moribunda”.
La vitalidad creativa de la cineasta de Sin techo ni ley – León de Oro en 1985 en Venecia, donde el nuevo filme se exhibe hoy fuera de concurso – está fuera de toda duda: Les plages d’Agnès tiene el mérito de aplicársela a algunos capítulos de su filmografía anterior, pero sin caer en el elogio ni pretender ser exhaustiva: “Elegí sólo los fragmentos útiles para explicar lo que quería contar, excluyendo los otros títulos”.
El documental, coproducido por Ciné-Tamaris, la sociedad de la realizadora (aquí también guionista, directora de fotografía, montadora y, naturalmente, intérprete), con Arte France-Cinéma, ha contado con la participación de Canal + y del Centro Nacional de la Cinematografía y sus ventas internacionales han corrido a cargo de Roissy Films.
(Traducción del italiano)
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