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BERLINALE 2009 Competición / Francia

London River: Un árbol que crece en el asfalto

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ha sido recibida esta mañana en el Festival de Berlín con gran emoción por parte de la crítica. Después de que las películas presentadas en competición oficial hayan causado un cierto desconcierto, el filme de Rachid Bouchareb ha conseguido despertar el interés de la prensa, que se desgañitaba por conseguir una respuesta en la rueda de prensa que tuvo lugar tras la proyección.

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El director de origen argelino vuelve a unir el norte y el sur en un relato íntimo con los terribles atentados del 7 de julio de 2005 en Londres como telón de fondo. Bouchareb encontró esta ciudad especialmente interesante por la multiculturalismo que recorre sus calles. Cuando Ousmane (Sotigui Kouyate), un musulmán del África Negra que trabaja como guardia forestal en Francia, y Elizabeth (Brenda Blethyn), una inglesa que vive tranquilamente en medio de la naturaleza de la isla de Guernesey, se enteran por la prensa del atentado, ambos tienen el presentimiento de que les ha pasado algo a sus hijos, Alí y Jane. Los dos cruzan el mar para ir a buscarlos en esa capital trastornada que les desorienta.

Ousmane no ve a su hijo desde hace quince años y "ya no reconocería su cara"; Elizabeth llega al barrio de mayoría musulmana donde vive su hija y donde, como señala Blethyn, "se siente como una extranjera" y se da cuenta de que no la conoce. Mientras que él está tranquilo, ella es presa del pánico y saca a la luz unos prejuicios que ni ella misma sabía que tenía. Cuando los dos padres se conocen a causa de una foto en la que Jane y Alí aparecen juntos, la primera reacción de Elizabeth es un poco paranoica. Sin embargo, los dos van a encontrarse más de una vez, al darse cuenta de que sus hijos vivían juntos y que iban a la mezquita. Poco a poco un vínculo particular nace entre ellos, ya que la situación que están viviendo es muy similar y acaban por reconocer que "sus vidas no son tan distintas".

Los actores han sido una parte esencial en el proyecto. Bouchareb explica que "el guión no es muy denso, es el viaje que los actores se decidieron a emprender donde recae el peso de la película". El director afirma que no habría podido hacerla sin Kouyate y Blethyn, "eran o ellos dos o nadie". El protagonista masculino añadió que "Rachid adora a sus actores y ningún rodaje había sido tan armónico como éste", el actor, que es un narrador nato, alabó las diferencias que han dado lugar a la complementariedad y han permitido esta armonía y comparó la película con un árbol fértil. Bouchareb ha insistido en ese aspecto y ha declarado que el rodaje ha sido como unas vacaciones en las que ha vivido el momento y se ha deleitado viendo a sus actores evolucionar: "No habíamos tomado ninguna decisión. Me decía a mí mismo que la verdad saldría de ese encuentro, que algo iba a pasar". Y la magia nació, más que la tragedia en sí misma, es ese sentimiento de humanidad que triunfa por encima de todo lo que ha hecho saltar las sinceras lágrimas de emoción del público.

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(Traducción del francés)

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