26/02/2009

Anne-Marie Blanc, emblemática actriz del cine helvético, acaba de dejarnos a la edad de 89 años. En sus comienzos, encarnó papeles patrióticos y románticos, como en el clásico de Franz Schnyder Gilberte de Courgenay (1941), donde interpretó a Gilberte Montavon, símbolo de la valiente lucha de Suiza contra el enemigo alemán en el corazón de Europa. Leopold Lindtberg le dio su primer papel en 1939 en Brigadier Studer. Más tarde se convertiría en la actriz fetiche de este director, uno de los más importantes de su época, con películas como Les lettres d’amour (1940), Landammann Stauffacher (1941), sobre la batalla de Morgarten, o Maria-Luisa (1942).

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Tras la guerra, Anne-Marie Blanc se lanza a la aventura internacional y rueda en Francia One Does Not Die That Way (1946), de Jean Boyer, junto a Erich von Stroheim. Más tarde, trabaja en Inglaterra con Harold French en White Cradle Inn (1946). Cuando Hollywood llama a su puerta, ella se la cierra y vuelve a su país para dedicarse casi por completo al teatro hasta 2004. Entre tanto, participó en películas como Violanta (1977), de Daniel Schmid, L’allégement (1983), de Marcel Schüpbach, Klassäzämekunft (1988), de Walter Deuber, o Anna Goldin, the Last Witch (1990), de Gertrud Pinkus.

(Traducción del francés)