Lina comienza en el presente, en el de una mujer de sesenta años que vive relativamente aislada en su granja en Berna. Un día, recibe la visita de dos extraños, que resultan ser su hijo Daniel, a quien solo vio brevemente cuando nació hace 40 años, y su nieta. Este encuentro desencadena una oleada de recuerdos que pensaba haber enterrado para siempre. Dio a luz a su hijo en prisión, donde la obligaron a abandonarlo para evitarle una vida "al margen de la sociedad". ¿Qué es lo que hizo Lina para acabar entre rejas? Su terrible crimen fue enamorarse de la persona incorrecta (demasiado notorio, demasiado rico) en una época en la que una bocanada de aire fresco llegaba a la tranquila Suiza de los sesenta. Una vez que la maquina administrativa comienza, no hay modo de pararla. Víctima de un internamiento administrativo con el objetivo de reeducarla por su "conducta depravada", Lina se encuentra a sí misma completamente abandonada, confusa y humillada. Por primera vez en su vida, nuestra valiente protagonista puede finalmente "irse de la lengua" y liberarse de la carga que ha amenazado con destruirla todos estos años.