Chiko tiene grandes expectativas: riqueza, respeto y fama. Junto con sus amigos Tibet y Curly, ha decidido iniciarse en el mundo del tráfico de drogas de Hamburgo. Así, Chiko consigue sacar a un camello el nombre del traficante, Scholle. Con una visita a este último, le hacen entender usando la fuerza bruta, que el nuevo jefe de la zona es él, Chiko. Poco después, los tres amigos están jugando al fútbol en la calle cuando llega un imponente Mercedes y se lleva a Chiko para que encuentre al jefe de los traficantes. El productor de música y jefe del tráfico de drogas Brownie le pregunta cómo piensa arreglar el daño que ha ocasionado. Pero Chiko no tiene dudas. Lo único que tiene que hacer Brownie es deshacerse de Scholle y darle la responsabilidad de la vente de drogas a él. Impresionado por la confianza en sí mismo de Chiko, Brownie le da un trabajo, vender diez kilos de hierba en diez días. Pero bajo ningún concepto debe venderla por las calles, sino que tiene que utilizar el apartamento que Brownie pondrá a su disposición. Ésta es la oportunidad que Chiko llevaba tanto tiempo esperando.