Josef Dousa se ha mudado a la casa del guarda de la estación de trenes a las afueras de una pequeña ciudad. Acaba de volver de las trincheras de la 1ª Guerra Mundial, y lo único que desea es olvidar aquella horrenda carnicería en este aislado duelo junto a su bella esposa. Pero no consigue su ansiada tranquilidad al darse cuenta de que la belleza y el encanto de su mujer también han seducido a dos hombres de la vecindad, a Freda, un violento enterrador y Bartikan un sacristán hipócrita. Un día Anna sucumbe al magnetismo animal de Ferda sin que su marido se entere. Mientras Josef se debate entre sospechar o creer en su esposa, pierde definitivamente la audición, el médico le declara discapacitado y accede a una pensión. Pasado un tiempo, recupera el oído pero se lo oculta a todos, incluso a su esposa. Quiere descubrir si las sospechas que tiene sobre Anna y Fredda son reales.