En una colina a las afueras de Sfântu Gheorghe hay un barrio de gitanos, aunque no parece que esté muy cerca de la ciudad. Las calles están sin asfaltar, se usa un carro con un caballo para desplazarse y los cultivos se cosechan con una hoz. Los gitanos viven en sintonía con la naturaleza y recogen todo lo que la naturaleza les ofrecen. Algo que siempre necesitan es la madera para calentarse. Sin embargo, vivir a día de hoy se ha convertido en algo muy difícil. Además de la cosecha anual de patatas, no hay mucho más trabajo para estos trabajadores sin cualificación, ni siquiera en el resto de la región.