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BERLINALE 2016 Generation

Mellow Mud: los lazos rotos

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- BERLÍN 2016: El largometraje del joven letón Renars Vimba retrata el paso a la adultez de una joven (casi) sin familia que lucha por salir del lodazal en el que se encuentra

Mellow Mud: los lazos rotos
Elina Vaska y Andžejs Jānis Lilientāls en Mellow Mud

Una joven, Raya, vive en una cabaña en los bosques letones, prácticamente olvidados de la mano de Dios, junto a su hermano más pequeño, Robis, y a su abuela paterna, Olga. Ambos se las ven y se las desean para encontrar su propio lugar: su padre está desaparecido, su madre los ha abandonado emigrando a Londres y la única figura autoritaria de su día a día, su anciana abuela, está lejos de llevarse bien con ellos. El joven director letón Renars Vimba utiliza estas herramientas para sentar los cimientos de Mellow Mud [+lee también:
tráiler
entrevista: Elina Vaska
entrevista: Renars Vimba
ficha de la película
]
, una historia que, como su título ilustra, surge del lodazal ya no solo del paisaje rural en donde tiene lugar, sino también de ese en el que se encuentra la vida de la protagonista. Es precisamente ese terreno movedizo y sucio en el que la película se lanza de bruces tras el acontecimiento que supone el punto de partida de su nudo: un día, la abuela se muere, sola en su cabaña, y para que las autoridades sociales no sepan que los dos hermanos se quedan sin supervisión adulta, deciden enterrarla ellos mismos en el bosque cercano.

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La película, producida por Tasse Film y presentada en la sección Generation 14Plus de la 66ª Berlinale, es una de las pocas películas que cada año salen de Letonia para llegar a los principales festivales del mundo. De producción modesta y sin grandes alardes de ambición, Mellow Mud indaga en los mecanismos del paso a la adultez de una joven cuya vida está al borde de la completa destrucción. Una destrucción que se conecta directamente con el paisaje rural en el que vive, en el que vemos que se desenvuelve a la perfección, sin miedo de lanzar piedras a las excavadoras y los policías que intentan derribar los árboles de su patio, ni de robarle a los pescadores del lago su sustento del día. En esta situación, Raya (la joven Elina Vaska) encuentra una esperanza: su joven profesor de inglés, con el que trabaja codo con codo para ganar un concurso de lenguas internacionales que puede llevarla a Londres, para, ya allí, reencontrarse con su madre. Él se convierte, pronto, en su apoyo, empezando una tranquila relación sentimental con ella, aún conociendo los problemas que puede acarrear. Sin embargo, tal dilema ético es mostrado de la manera más simple, sin ser realmente cuestionado, aunque pueda provocar alguna que otra confusión en el espectador.

Precisamente es eso lo que podría sacarse en claro de la película: aunque la historia se mueva por terrenos movedizos, Vimba decide retratarlo de forma tranquila, evitando los tremendismos pero también cayendo en cierta tierra de nadie en un drama que podría sacar provecho de un estilo más crudo, más directo de las entrañas. La cinta prefiere jugar con las elipsis y las medias tintas, al fin y al cabo, similares a las que habita un personaje principal que busca saber qué puede hacer de sí mismo con todos (o casi) sus lazos sentimentales rotos.

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