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Lionel Baier • Director

"Ver el mundo a través del filtro de la irrealidad"

por 

- Entrevista con el director suizo Lionel Baier, que presentó La Vanité en la sección ACID del festival de Cannes de 2015

Lionel Baier  • Director

Nacido en Lausana en 1975 en el seno de una familia suiza de origen polaco, Lionel Baier fundó en 2009 en Lausana la empresa Bande à part Films junto con los cineastas Ursula Meier, Frédéric Mermoud y Jean-Stéphane Bron. Sus largometrajes han estado en muchos de los festivales internacionales más importantes del mundo. Su último trabajo, La Vanité [+lee también:
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entrevista: Lionel Baier
ficha de la película
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, un potente retrato de tres personajes sumergidos por una ola inesperada de pasión y deseo (de muerte), se estrenó el pasado mes de mayo en Cannes, en la sección ACID. Su estreno en cines está previsto para el 2 de septiembre.

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Cineuropa: En La vanité, usted trata con humor y sensualidad un tema delicado como el suicidio asistido. ¿Cómo le vino esta idea?Lionel Baier: En primer lugar, porque la cuestión del suicidio asistido es un asunto de actualidad que afecta a muchos países de la Unión Europea y los suizos rápidamente legislaron sobre el tema. También tengo la impresión de que era algo lógico de tratar para una generación nacida nada más terminar la guerra y que conoció la llegada de la píldora anticonceptiva, del aborto… una generación que siempre ha tenido la posibilidad de elegir. Así que es muy normal actualmente para esta generación tener opciones hasta el final. Los suizos se apresuraron a hacer leyes sobre el suicidio asistido porque está en su ADN, con la democracia directa, plantearse este tipo de cuestiones de sociedad a nivel político. Me divirtió comprobar la manera en que las cosas están tan organizadas en Suiza, o sea, que en un país en el que todo está limpio y en orden, el tema de la muerte también se regulara. El enfoque con que abordarlo se me ocurrió a partir de un hecho que llegó a mi conocimiento: la historia de un niño que se prostituía para pagar sus estudios y que una noche se encontró en una habitación de hotel junto a un hombre y una mujer que estaban allí para realizar un suicidio asistido. Esta situación me sorprendió completamente porque muestra hasta qué punto podemos estar en un hotel a pocos metros de alguien que ha decidido organizar su propia muerte y, como lo hacen los suizos, organizarlo de manera tan metódica.

En muchas de sus películas, usted se reapropia de paisajes suizos y los dota de una dimensión casi mágica y surrealista, desprovista de todo cliché. ¿Es algo intencionado por su parte?
Suiza es una suerte de isla en mitad de Europa, además de una especie de tarjeta postal viviente. Quería que la película, que se rodó en estudio, recordara un poco esa idea de "pequeña caja de chocolates": un enclave perfecto en el que tengo un poco la impresión de vivir inmerso en un gran decorado de cine, como si ciudades como Lausana, Ginebra o Zúrich no fueran más que atrezzo. Es tan limpia que los habitantes parecen figurantes. Mi película es un poco como un cuento y Suiza es prácticamente un país de hadas donde todo es perfecto e inmaculado.

En su cine muestra un talento muy personal a la hora de representar lo que habitualmente definimos como "lo real". ¿Qué relación mantiene usted con esta "realidad"?
No creo en absoluto en la realidad en el cine. El cine no tiene nada que ver con la realidad y creo que, en el fondo, éste simplemente está ahí para producir algo que no es ni más ni menos real que la vida verdadera. Sin embargo, el cine funciona con un código de sentimientos humanos un tanto distinto de lo que podemos experimentar en nuestras vidas y, a veces, ese código, esa especie de artificialidad, nos permite comprender mejor el mundo. Creo que para ser muy sincero en una película, en lo que concierne a los sentimientos y las metas de los personajes, no hay que vacilar a la hora de habitar una irrealidad bastante grande porque, por sorprendente que parezca, así es como comprendemos la realidad. Considero que toda forma artística arroja luz justamente sobre el mundo con un filtro concreto: el de la irrealidad. En mis películas, hay a menudo elementos que entroncan con un orden más autobiográfico pero, como todo personaje con cierto pudor, tiendo bastante a decir muchas cosas que parecen muy personales pero que están ahí para defenderme mejor, para esconderme o para no desvelar quien soy realmente. En la realidad, también hay elementos que me resultan cercanos. La relación con la muerte, por ejemplo, es algo que me interesa porque es completamente irreal: es lo totalmente desconocido. En La Vanité, hay un personaje que dice "yo no creo que la muerte sea algo natural". Yo estoy bastante de acuerdo con esto.

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