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Pascale Ferran • Directora

“Hoy la única revolución posible es individual”

por 

- La cineasta parisina Pascale Ferran ha competido en la sección oficial de Sevilla con Bird people, una fábula sobre volar hacia la felicidad

Pascale Ferran  •  Directora

La cineasta parisina Pascale Ferran compite en la sección oficial del 11 Festival de Cine Europeo de Sevilla con Bird People [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Pascale Ferran
ficha de la película
]
, una fábula sobre los volantazos que debemos dar en la vida si queremos cambiarla y volar hacia la felicidad.

Cineuropa: En su film muchos personajes fuman, algo raro de ver hoy en la pantalla.
Pascale Ferran: Me parecía lógico que como en la película las personas están tan solas, ellas fumaran. También me gusta observar los comportamientos: como está prohibido fumar, ellos se tienen que adaptar a los espacios, a los intersticios, y tienen que sacar un brazo por la ventana en los hoteles que están cerca de los aeropuertos, con doble cristal por el ruido exterior. Eso contribuye a crear un mundo muy aséptico, donde ya no existe ninguna relación con el exterior.

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Esos no lugares... ¿fueron el germen del film?
Sí, todas las zonas de tránsito de los aeropuertos son como ciudades muy particulares y fueron la base del guión, pues las conozco bien porque he viajado mucho con mis películas. Allí se crea una atmósfera muy peculiar, que tiene que ver con el jet lag, con ese estado de flotación que contribuye a esa atmósfera un poco lynchiana donde algo puede pasar... pero no se sabe muy bien qué.

Las últimas tecnologías están muy presentes en nuestras vidas... y en su película.
Me preocupa que la gente piense que las nuevas tecnologías no modifican su comportamiento. Creo que desde el momento en que se crea un nuevo instrumento de comunicación tecnológico, necesariamente cambia nuestras pautas. Sería estúpido y reaccionario estar en contra de internet, porque ha supuesto una revolución, pero sí me parece importante observar los cambios que acarrea, sobre todo en un mundo ultra liberal en el que el individuo vive inmerso en una competición cotidiana. Ese conjunto altera, sobre todo, nuestra manera de relacionarnos con los demás.

Precisamente, cuando el protagonista toma su decisión, los demás sólo piensan en su repercusión en ellos mismos, no en la felicidad del otro.
Sí, eso pasa a un estado secundario: lo más importante es el funcionamiento de la gran maquinaria y que nada se interponga.

Su película enarbola un mensaje revolucionario: invita a cuestionarnos nuestra vida y nos empuja a preguntarnos si somos realmente felices con nuestra existencia.
En otra época se darían acciones colectivas para cambiar las cosas, pero ahora mismo la única manera de hacerlo es a partir de decisiones individuales. Espero que, tras ver mi película, el espectador reflexione profundamente sobre su propia vida.

Finalmente, ¿cómo fueron rodadas las escenas aéreas sobre el aeropuerto?
Fue muy complicado, porque hubo que pedir muchas autorizaciones al aeropuerto de Roissy y tardaron nueve meses en ser concedidas, pues tenían que ponerse de acuerdo Aviación Civil, el Ministerio de Defensa y Air France, pues era la primera vez que se realizaba algo así. Pero no se usaron drones, sino pequeños helicópteros teledirigidos y resultó especialmente complicado hacerlo dentro del aeropuerto, entre la gente. Los drones de noche no se ven bien y por eso son peligrosos. Esos planos de vuelo con música de David Bowie fue lo primero que apareció en mi imaginación.

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