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Rúnar Rúnarsson • Director

"La vida es más complicada que una sola moraleja en 90 minutos"

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- El talentoso director islandés Rúnar Rúnarsson da las claves de su segundo largo, Sparrows, en el Festival de Cine Europeo de Les Arcs

Rúnar Rúnarsson  • Director
(© Pix.com/Festival de Cinéma Européen des Arcs)

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, que debutó en la Quincena de los directores de Cannes 2011, Rúnar Rúnarsson confirma su potencial con Sparrows [+lee también:
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, vencedora en el Festival de San Sebastián de este año y proyectada en competición en el 7º Festival de Cine Europeo de Les Arcs, un evento que el cineasta islandés ya había frecuentado anteriormente: su segundo largo fue seleccionado en la 'Village des Coproductions' en 2013, y en el 'Work-in-Progress' del año pasado.

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Cineuropa: ¿Qué temas deseabas tratar en Sparrows?
Rúnar Rúnarsson: Hay demasiadas películas que se hacen para contar una única cosa, y a veces pretenden incluso detentar la verdad, como si fueran historias bíblicas. A mí eso no me gusta, quiero que mis películas abarquen más. Está claro que Sparrows trata del paso a la edad adulta de un joven que atraviesa un período de transición, pero la película también habla de las relaciones padre-hijo, de integración, de volver al origen, de masculinidad, de amor, de pérdida y de perdón. Me gusta trabajar con muchos elementos, pues la vida es más complicada que una sola moraleja en 90 minutos. La vida no es negra o blanca, es gris, y con toda una escala de matices de gris. Esa es la realidad, y quiero que el público la perciba. Además, es una película, por lo que tiene que ser algo a la vez visual y narrativo. Y como me he dado cuenta de que a los espectadores les gusta identificar el género concreto de una película, mi equipo y yo hemos definido lo que hacemos como realismo poético. Porque es importante lograr la belleza, la estética.

Sin llegar a ser excesivamente siniestro, el universo de Sparrows es muy crudo. ¿Es esa tu visión de la vida?
Hay que tomar conciencia de que hay obstáculos por superar a lo largo de toda la vida, que uno no puede evitar sufrir dramas, pequeños o grandes. Pero hay que poner de relieve lo bueno de la vida. Y si en mi película hay uno o dos acontecimientos que se puedan considerar chocantes, yo no busco chocar gratuitamente, sino que se perciba la belleza que viene después de la fealdad. Es un error dejar que el espectador piense que todo es luminoso y bueno, como se hace en las producciones hollywoodienses, o que la existencia es un infierno sin esperanzas, como en ciertas películas de arte y ensayo. Ninguna de las dos opciones es la correcta, pues en la vida, cuando caemos, nos volvemos a levantar y el sol brilla de nuevo. Siempre hay esperanza, no hay que rendirse nunca.

¿Tienes un método particular de rodaje?
Conocí a la mayoría de mis colaboradores —en especial a mi montador y a mi director de fotografía— en la escuela de cine de Dinamarca. Hemos trabajado en muchos proyectos y hemos creado juntos nuestro propio estilo, sobre todo en cuanto al tempo de las escenas, que obedece a la idea de realismo a la que aspiramos. No cortamos las escenas, y muchas veces utilizamos lo que hemos filmado cuando ya hemos acabado la toma. Por otro lado, aunque no tengo los medios necesarios para trabajar en 35 mm, Sparrows se ha filmado en Super 16, porque no hay nada mejor que la cinta analógica en términos de elegancia. Vivimos en un mundo de pantallas HD que nos bombardean con contrastes horrorosos; cuando vemos una película filmada en analógico, vemos cine de verdad. ¡Y es incluso más barato rodar en Super 16 que en digital!

¿Cómo crees que evolucionará tu carrera? ¿Te ves indisolublemente ligado a Islandia?
Islandia es un país pequeño, y siempre he coproducido mis películas con Dinamarca, donde he vivido durante 8 años, y he recibido ayuda de fondos de los dos países. Puede que mi próxima película esté ambientada en Dinamarca, tendría bastante sentido como siguiente paso en mi trayectoria. También me siento cómodo trabajando en inglés, pero no trabajaría nunca en un sitio que no conociera. Tengo que vivir, respirar la atmósfera, experimentar el entorno para poder retratarlo: todo eso forma parte de mi proceso de escritura. Para mí es importante trabajar con personas en las que confíe, tener la mayor libertad artística posible y el mayor control sobre el proceso de fabricación de mis películas. Y es que las decisiones que parecen cuestiones prácticas son en realidad decisiones artísticas.

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(Traducción del francés)

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