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EDITORIAL

Un cine sin fronteras en Europa antes que un cine europeo

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La noción de cine europeo es hoy en día un sinsentido desde el punto de vista artístico y conceptual. No tiene otra razón de ser que las fronteras y emana de un conglomerado de nacionalidades, fundadas a menudo basándose en criterios puramente administrativos. Reagrupa lo mejor y lo peor: superproducciones nacionales de dimensión puramente local, producciones de calidad capaces de traspasar sus fronteras, y películas de autor de lo más exigentes.

Europa, tierra de acogida para los creadores
Europa desempeña hoy un papel importante, especialmente como tierra de acogida de la creación, de la diversidad y como un espacio de circulación capaz de perpetuar una tradición artística y una aureola de cara a un amplio público. Si queremos que Europa despierte el interés de los ciudadanos, tiene que dejar de ser únicamente una estructura administrativa: hace falta que desarrolle un sentido político, que se encarne, como supo hacerlo después de la guerra, en ideas fuertes y valores y deje de encerrarse en sí misma, en torno a criterios cada vez más administrativos y abstractos. ¿Por qué una película japonesa o egipcia ha de tener menos derecho a existir en Europa? ¿Por qué un festival que defiende películas únicamente europeas ha de tener un derecho mayor a recibir ayudas que un festival que defiende una idea particular del cine, de la puesta en escena, de la diversidad cultural y de su transmisión?

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¿Quién mejor que Europa defiende hoy el cine de autor iraní, vietnamita, filipino o chino? Muchas películas de estos países, ignoradas en su territorio de origen, son vistas en Europa por un verdadero público. Muchas de estas películas no existirían sin la fe, el compromiso y el valor de productores europeos apasionados. Esta es la fuerza de Europa, la del público, la de su curiosidad, la de su industria creativa y abierta al mundo, la que hay que preservar y reproducir.

El Festival Paris Cinéma y Paris Project, su plataforma de coproducción internacional, no constituyen eventos europeos porque no reciben el apoyo de Media y niegan la idea de seleccionar películas solamente por el hecho de ser europeas. En cambio, el certamen defiende la idea de que París, en el corazón de Europa, debe perpetuar una tradición industrial y artística: la de un pilar de la creación cinematográfica independiente. Nos consideramos un ejemplo concreto de intercambios entre profesionales europeos y otras regiones del mundo, entre estos profesionales y el público, para que la vitalidad del cine en Europa continúe siendo uno de sus orgullos y refleje su brillo en todas partes.

(Aude Hesbert - Déléguée générale du Festival Paris Cinéma)

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