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CANNES 2012 Un Certain Regard

Le grand soir o las desventuras de NOT y DEAD

por 

- Benoît Delépine y Gustave Kervern dirigen a dos actores desunidos en una película que trata el humor negro con maestría y se basa en la crisis económica

"¡El camino más corto a la libertad es caminar todo recto!". Estas palabras, pronunciadas por uno de los protagonistas de la turbulenta Le grand soir [+lee también:
crítica
tráiler
ficha de la película
]
, estrenada hoy en la sección Un Certain Regard del 65° festival de Cannes, definen a la perfección el ascenso de Benoît Delépine y Gustave Kervern. Los directores anarco-libertarios han conseguido imponer su personal estilo, cargado de humor negro, en un fondo de desesperanza social, tras cuatro largometrajes, todos ellos seleccionados en grandes festivales. Su nueva obra confirma dicha trayectoria en el plano cinematográfico, sin exageraciones ni desprecios, sin abandonar su fundamento: una tendencia innata hacia la rebeldía y la burla.

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Los dos cineastas construyen su relato basándose en el clásico de las dos personalidades opuestas (interpretados por los energéticos Benoît Poelvoorde y Albert Dupontel) para denunciar la sociedad del consumo y su indiferencia por los menos favorecidos. Este compromiso, sin embargo, se muestra mediante una ironía chirriante que deleita mediante peripecias que no retroceden ante lo rocambolesco y la provocación. NOT (Poelvoorde) lleva su nombre tatuado en la frente y es un cuarentón punk que vive en la calle con su perro, hace lo que le viene en gana cuando quiere, habla mal con desfachatez, ebrio de cerveza y de conciertos nocturnos. Sus padres (la cantante Brigitte Fontaine y el compositor Areski Belkacem) tienen un bar llamado La Pataterie, en una zona comercial de la periferia de un pueblo, y su hermano, el conformista Jean-Pierre (Dupontel), vendedor de muebles, también trabaja. El entorno presenta la fealdad del paisaje urbano, lleno de automóviles en las rotondas y parkings, supermercados y galerías comerciales, vigilantes… Nuestros dos hermanos, que se cruzan sin decir una palabra (excelente escena de cacofonía), son polos opuestos. Jean-Pierre se pone nervioso: "esas son las reglas: ¡no hay nada que hacer con el hermano!" Sin embargo, el vendedor, en trámites de divorcio, se reirá de la presión económica ("Llegáis tarde con vuestros objetivos. Hay crisis y algunos no están hechos para sobrevivir"), se despedirá e intentará sin éxito encontrar otro trabajo antes de unirse al universo de su hermano punk, que le tatúa un nuevo nombre (DEAD) y le enseña los trucos para buscarse la vida. Los veremos como dos ladrones que deciden provocar un incendio en la zona comercial e ir en contra de sus padres, que siguen pelando patatas…

Le grand soir es un retrato sarcástico y divertido sobre la adaptación y presenta una despiadada demostración de las perspectivas económicas actuales (Gérard Depardieu aparece como un médium que predice a DEAD unas prácticas no remuneradas ayudando a las personas y un subsidio por discapacidad). La cinta estigmatiza un mundo sin comunicación y controlado por las cámaras de vigilancia, un mundo en el que uno se puede inmolar sin llamar la atención de los consumidores. Delépine y Kervern agitan la bandera de la anarquía ("te libero del yugo del trabajo", del ensayo La insurrección que viene) sin tomar realmente en serio las normas. Ambos directores dominan cada vez más su técnica cinematográfica y se muestran partidarios de la diversión y de hacernos disfrutar con ellos.

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(Traducción del francés)

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