email print share on Facebook share on Twitter share on LinkedIn share on reddit pin on Pinterest

VENECIA 2013 Competición

El amor, La Jalousie, etc.

por 

- Philippe Garrel vuelve a la Mostra con un retrato familiar que se inspira en las relaciones que mantuvo con su padre y su hijo, que, además, protagoniza la película

El amor, La Jalousie, etc.

Dejamos a un Philippe Garrel en baja forma en la 68ª Mostra de Venecia con Un été brûlant [+lee también:
tráiler
entrevista: Philippe Garrel
ficha de la película
]
y lo hemos vuelto a ver dos años más tarde con mejor aspecto con La Jalousie [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, presentada en competición por el León de Oro en el Lido. Bajo su pátina autorística de blanco y negro, el director francés presenta un relato familiar muy personal e íntimo aunque bastante accesible. Su hijo (Louis Garrel) encarna a un personaje inspirado por Maurice Garrel, padre de Philippe. Louis (Garrel) es un actor sin un duro que decide abandonar a su madre para vivir un gran amor entre penurias económicas con Claudia (Anna Mouglalis), otra actriz sin trabajo que quiere a Louis a su manera y que se mueve como veleta al viento.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

En las complicadas relaciones que mantienen estos personajes entre sí y con otros secundarios (la hermana de Louis Garrel, Esther, aparece en la pantalla como hermana del protagonista masculino), el sentimiento de celos a que hace referencia el título de la película resulta inevitable y desempeña un papel importante pero no por ello central en la trama. Al contrario, La Jalousie da la oportunidad a Philippe Garrel de mostrar el afecto que siente por su hijo a través de la joven Olga Milshtein, que da vida a su propia hija y hace gala de una gran jocosidad. Su personaje es, sin duda, el más entrañable. Sus interacciones con otros actores son los que más amor guardan. Aunque La Jalousie inspira más entusiasmo que Un été brûlant, probablemente no cabe separarlo de su dimensión autobiográfica, que espesa el valor de lo que podría concebirse como una colección de anécdotas sin mayor interés. El montaje de Yann Dedet (colaborador habitual de Garrel y socio de Truffaut en sus mejores años) y la estructura en capítulos compensan felizmente el cliché del blanco y negro confidencial que enmarca un poco la cinta en el cine de autor francés autorreferencial. La estructura ayuda a que la narración no se prolongue en exceso, aunque los personajes no son todo lo profundos que cabría esperar.

La actuación de Louis Garrel no es perfecta pero sí resulta sincera y lo libera un poco de sus posturas habituales. La cinta se alarga demasiado en su última parte (un intento de suicidio tratado con excesiva ligereza) si bien no hay pretensión de erigirse en otra cosa que no sea un elemento más de la vida que en ocasiones resulta desagradable experimentar y un poco más agradable relatar.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

(Traducción del francés)

¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.

Privacy Policy