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SARAJEVO 2016 Competición

The Black Pin: una película bien hecha de una industria cinematográfica poco conocida

por 

- La primera cinta del director montenegrino Ivan Marinović se ha estrenado mundialmente en la competición de Sarajevo

The Black Pin: una película bien hecha de una industria cinematográfica poco conocida
Nikola Ristanovski en The Black Pin

Montenegro no produce muchos largometrajes, un hecho del que quizás ya os habréis percatado por la ausencia de artículos sobre el cine de este país en Cineuropa y en otras publicaciones sobre el sector cinematográfico. Sin embargo, las cosas parecen estar a punto de cambiar, con la inminente creación de un centro nacional de cine en Podgorica en los próximos meses y con una cinta que se ha hecho un hueco en la escena festivalera internacional, proyectándose recientemente en la competición de Sarajevo: The Black Pin [+lee también:
tráiler
entrevista: Ivan Marinovic
ficha de la película
]
, escrita y dirigida por el primerizo Ivan Marinović

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La película está ambientada en Luštica, parte de la península que forma la bahía de Kotor, una región de Montenegro con un importante acervo histórico y que durante siglos estuvo bajo el control directo o la influencia de Venecia. Actualmente, Luštica y el resto de la región costera son el sueño cumplido de cualquier hotelero, y en la última década el dinero ruso ha inundado el país: las inversiones pasan por un gobierno corrupto y enriquecen solo a los pocos miembros de la élite político-financiera. Así pues, los terratenientes de esta región tienen que tener cuidado para no ser esquilmados por los intermediarios, pero aun así, para ellos, la única oportunidad de tener una vida normal pasa por vender sus tierras. 

En la película, el sacerdote Peter (interpretado magistralmente por el actor macedonio Nikola Ristanovski) no quiere vender su parcela. Aunque no parece quedarle mucha fe religiosa (en una de sus primeras intervenciones, dice: "Si eres desgraciado en esta vida, probablemente será igual en lo que venga después, sea lo que sea"), siente una responsabilidad hacia su familia y su parroquia. Desde que le dejó su mujer, vive con su madre senil (la leyenda del cine yugoslavo Jelisaveta Seka Sablić) y con su hijo adolescente y rebelde Djordje (Filip Klicov, un debutante al que habrá que seguir de cerca), mientras trata de enfrentarse a la frustrante mezcla de superstición y religión malinterpretada en que incurren sus feligreses. 

Pero su parcela es precisamente lo que les falta a los habitantes del pueblo, que han encontrado a un comprador para vender sus tierras. Sin la parte de Peter, no hay suficientes terrenos para cerrar el trato. Así que un grupo de potenciales vendedores, encabezados por Savo (el croata Leon Lučev) y Niko (el serbio Ljubomir Bandović), con la ayuda del astuto y veterano marinero Dondo (la estrella local Bogdan Diklić), lo intentarán todo para convencerle de que venda, desde la persuasión amistosa hasta formas increíblemente creativas de hacer que los lugareños le odien. Todo ello, por supuesto, incluye el reavivamiento de sus supersticiones, para lo cual aprovechan la inmejorable oportunidad del funeral de una vieja, de la que se rumoreaba que era una bruja.

Marinović se sirve magníficamente de los preciosos paisajes de Luštica, poniendo mucho cuidado en el diseño de las escenas de interior y de la iluminación, con la ayuda del director de fotografía Djordje Arambašić (que ha demostrado su talento en The Disobedient [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
y Panama [+lee también:
crítica
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ficha de la película
]
). Pero lo más relevante y curioso de esta historia, que debe mucho a la peculiar mentalidad local, es que el director evita el sarcasmo fácil y las bromas evidentes en los diálogos, tan típicas de las comedias balcánicas. El resultado es una película bien hecha que podría, con la planificación y el posicionamiento adecuados, llegar tanto a los complejos multisalas locales como a los festivales internacionales que busquen un cine más ligero, pero igualmente logrado en términos artísticos. 

The Black Pin es una coproducción entre la montenegrina Adriatic Western y la serbia EED Productions; las ventas internacionales están a cargo de la belgradense Soul Food.

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(Traducción del inglés)

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