12/02/2009

La refrescante Pink [+lee también:
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ficha de la película], del alemán Rudolf Thome, ha sido presentada hoy en la sección de proyecciones especiales del Festival de Berlín. El realizador se sumerge, como ya viene siendo costumbre, en el universo femenino como ya hiciera en Paradiso, Venus Talking o La mujer conduce, el hombre duerme.

Este cuento podría empezar así: érase una vez una "salvaje poeta punk" llamada Pink (Hannah Herzsprung, que fue Shooting Star por Cuatro minutos [+lee también:
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ficha de la película], perennemente vestida de negro a pesar de su alegre seudónimo. Huía del contacto, temiendo más que nada estar sola, vivía al mismo tiempo llena de ira y de aspiraciones pensando en la felicidad del matrimonio y tenía tres pretendientes. La muchacha, que lo mismo escribe de forma espontánea poemas llenos de ira que piensa de manera ordenada y lógica, decide establecer de forma metódica cuál de los tres pretendientes será el mejor marido.

El primero (Guntram Brattia) es el más apasionado, pero también el más dramático. El segundo (Florian Panzner) resulta no ser tan discreto como cree cuando comete sus indiscreciones. El tercero (Cornelius Schwalm) vive en el campo, se inventa cancioncillas mientras hace sus cosas y lo único que quiere es acoger a esta bella flor herida en su precioso jardín.

Esta joven llena de contradicciones y que reconoce que su poesía, fuente de inspiración de sus admiradores, en realidad no tiene ningún significado, recorrerá a lo largo de la película un camino tortuoso hasta que encuentre al fin la felicidad. Al principio, en toda esa amalgama de deseos contrapuestos, solo encuentra una sensación de vacío. Ella, que va de tren en tren y de ciudad en ciudad leyendo sus poemas y firmando libros, no sabe ahora qué camino escoger. Sin embargo, poco a poco, comprende que la felicidad está en las cosas simples y, así, encuentra su propio paraíso. Esta heroína vestida de negro nos deja al final de la historia una ventana abierta al optimismo.

(Traducción del francés)