Enrico Maria Artale • Director de El Paraíso
"Una de las razones por las que quise hacer esta película fue retratar un fuerte lazo que puede volverse fácilmente en una opresión"
por Savina Petkova
- VENECIA 2023: El director italiano nos da detalles sobre su historia de un paso a la adultez más tarde de lo normal debido a una complicada relación maternofilial

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entrevista: Enrico Maria Artale
ficha de la película], un hombre de cuarenta años (Julio César, interpretado por Edoardo Pesce) intenta aportar algo de sentido a la compleja relación que mantiene con su madre (Margarita Rosa De Francisco), con la que siempre ha vivido. El director italiano Enrico Maria Artale nos da detalles sobre su largometraje, presentado en la sección Orizzonti de Venecia.
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ficha de la película], que también era una película de ficción?
Enrico Maria Artale: Es un sentimiento complejo por la historia que hay entre medias. Era muy joven cuando estuve aquí con mi primera película. Recuerdo que en ese momento me dije a mí mismo: “Vale, quiero que mi próxima película sea solo mía”, y acabé haciendo Saro [+lee también:
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ficha de la película], un documental muy personal sobre un encuentro con mi padre.
¿Dónde encaja El Paraíso, entre tu primer trabajo comisionado y tu segunda película, mucho más personal?
El Paraíso también es completamente personal. Eso no significa que sea autobiográfica, pero se inspira en la relación que tuve con mi madre. En cierto modo, algunos dicen que esta es mi segunda película, mientras que otros dicen que es la tercera.
¿Y cómo te sientes al respecto?
Un poco entre medias. Para mí, un documental es un largometraje, así que El Paraíso es el tercero. Al mismo tiempo, siempre me he visto más como un director de ficción, así que también lo siento un poco como el segundo.
La madre de Julio Cesar es colombiana, pero él nunca ha salido de Roma. Los italianos se refieren a la patria, pero yo no podía parar de pensar en la disparidad de género en relación con tu película.
Es cierto, patria hace referencia al padre, y la utilizas cuando hablas de tu país de una forma “patriótica”, que inmediatamente remite a lo militar, al nacionalismo y al patriarcado. Sin embargo, cuando dices madre patria, se trata de una palabra extraña que significa “madre-padre”. Siempre me he sentido como alguien desplazado. Nací en Roma, pero toda mi familia viene de Sicilia. Para mí, esta complicada relación con la madre patria siempre ha sido una fuente de dudas e interrogantes. Esa es otra de las cosas que me hacen sentir más cerca del personaje de Julio, porque es colombiano, aunque haya nacido en Italia y nunca haya estado en Colombia. Fue desplazado antes de nacer.
Debido a que su madre habla en español y cocina comida colombiana, parece que su país de origen nunca está muy lejos.
Creo que eso es algo que comprendí más tarde: una de las razones por las que quise hacer esta película fue retratar un fuerte vínculo que puede convertirse fácilmente en una opresión. Si quieres mantener este vínculo lo más idealizado posible, tienes que hacerlo en tu propio mundo; tienes que construir tu propio mundo. Por eso, imaginé que esta madre había construido instintivamente una casa y un mundo alrededor de la casa, para vivir en una burbuja que pudiera proteger de algún modo esta relación tranquila y extraña. No quería que fuera una prisión evidente, sino una especie de jaula dorada.
El cambio entre los dos idiomas en la película resulta muy natural.
Sabía que la película debía tener un idioma propio, así que tenía en mente la imagen y el sonido del dialecto romano, que tiene algunas similitudes interesantes con el español de Colombia; incluso hay algunas palabras que son iguales. Sin embargo, el reto era que ninguno de los cuatro actores principales hablaba el idioma del otro, al menos no antes de empezar a rodar. Cuando tuvimos que retrasar la producción por culpa de la COVID-19, Margarita estudió italiano durante un año, pero el dialecto romano es un reto.
¿Qué pasa con los aspectos prácticos que implica rodar de esta forma?
Al principio, quería improvisar mucho. Me interesan los movimientos, no las palabras. Luego me di cuenta de que para ellos, especialmente para ella, las palabras eran lo único a lo que podía aferrarse, así que no quería cambiar ni una coma. Primero pensé que esto provocaría que la película resultase mucho más rígida, pero después me di cuenta de que podía usar la improvisación para aportar matices a nivel emocional. De esta forma creamos mucha libertad, aunque seguíamos el guion en cuanto a las palabras. Tras las primeras dos semanas de ensayos, y los primeros días de rodaje, ella se armó de valor, y al final incluso fue capaz de improvisar y mezclar las dos lenguas con mucha libertad: una palabra en español, un par de palabras en italiano.
(Traducción del inglés)
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