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D’A 2021

Crítica: Armugán, el último acabador

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- Jo Sol firma su película más estética y sosegada, rodada en blanco y negro, ubicada en los Pirineos y con un profundo mensaje existencial recorriendo sus fotogramas

Crítica: Armugán, el último acabador

La primera vez que este periodista oyó hablar de Armugán, el último acabador [+lee también:
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tuvo lugar durante el festival de cine de Huesca, hace dos años, cuando su propio director y guionista, Jo Sol, el productor Leo Dolgan y el director de fotografía Daniel Vergara (asimismo coproductor) lo presentaron como un proyecto incipiente. Meses después recaló en Abycine Lanza, logrando el premio MAFIZ. Ya terminada, se estrenó mundialmente (cosechando dos premios: mejor película del jurado ecuménico y banda sonora) en la última edición del festival Black Nights de Tallin, se paseó triunfalmente por el Festival de Cine Español de Nantes y ahora se presenta en España dentro de la programación del D’A Film Festival de Barcelona, pocas semanas antes de su estreno en salas comerciales, previsto para el 28 de mayo.

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Lo primero que sorprende de Armugán es su look, en un inusual en nuestros días (solo grandes como David Fincher se atreven con él) blanco y negro: como un cuadro a la vez tenebroso y realista, pero extremadamente bello, que a través de sus grises y sombras retrata con cierta épica espacios naturales sobrecogedores e intimidades estrictas. Lo segundo que llama poderosamente la atención del espectador es su argumento: sigue de cerca al personaje del título, un hombre de pequeña estatura pero gran fuerza espiritual que acompaña en los momentos próximos a la muerte a personas en el tránsito de abandonar esta tierra miserable.

Armugán (interpretado por Íñigo Martínez Sagastizábal) se desplaza a hombros de Anchel (Gonzalo Cunill), con quien vive en las montañas sin más compañía que un rebaño de ovejas. Pero su porteador es algo más que un siervo: entre ellos se detecta profundo cariño y respeto y, sobre todo, un deseo de perpetuarse, de dejar un legado necesario. Por todo ello Armugán es una película de profundo sentido espiritual y poético, que aborda cuestiones que nos atañen a todos, planteadas con gran fuerza y delicadeza: la escena en la que la pareja protagonista reacciona ante la petición de una madre (Nùria Lloansi), de forma diametralmente opuesta cada uno, es de una emoción tremenda.

Aunque con cierta raigambre buñueliana, Armugán, el último acabador –donde los abundantes silencios son brutalmente elocuentes– sigue la estela evolutiva justa y precisa de su autor, un artista que no se ciñe a narrativas transitadas y siempre apuesta por temáticas y personajes alejados de lo convencional: basta recordar trabajos suyos como El taxista ful y Vivir y otras ficciones [+lee también:
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. Y que ya tiene lista su última creación: el ensayo documental Nos queda la noche (Viaje al fondo del querer vivir).

Armugán –film hablado en castellano y aragonés– es una producción de La Bendita Produce y Shaktimetta Produccions (también encargada de sus ventas). De su distribución se ocupa Noucinemart.

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