Crítica: Monica
- VENECIA 2022: La tercera película de Andrea Pallaoro no atrapa al espectador, dependiendo demasiado en lo que no se dice y en un ritmo soporífero

Andrea Pallaoro vuelve a competir en el Festival de Venecia por segunda vez con su tercer largometraje, Monica [+lee también:
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ficha de la película], el director nacido en Trento completa su trilogía centrada en la mujer con la historia de Mónica (interpretada por Trace Lysette), una mujer transgénero que vuelve a Ohio a visitar a su madre que padece una enfermedad terminal (Patricia Clarkson). Nos enteramos de que hace varios años Monica dejó Ohio para irse a Los Ángeles y rompió lazos con su madre y su hermano, Paul (Joshua Close). También nos damos cuenta de que Monica es una mujer que ha sufrido mucho buscando el amor ya que no ha conseguido establecer vínculos emocionales sanos.
El principal problema de la película de Palloro es su tranquilidad: todo ocurre de una manera increíblemente larga y eterna, que excluye cualquier sentido de anticipación y confía demasiado en cosas que no se han dicho. Entendemos, por ejemplo, que la transición de Monica no fue aceptada por su familia, en especial por su madre, pero no se nos dice por qué. ¿Cuándo y cómo ocurrió? Además, sentimos que las cosas no les han ido bien a Monica y a su amante (¿o novio?), Jimmy. Pero, ¿qué ocurrió exactamente? ¿Qué causó su ruptura? También vemos a Monica haciendo vídeos eróticos para internet en una escena. ¿Qué la llevó a hacer ese trabajo? ¿Qué tipo de vida tiene o ha tenido Monica en Los Ángeles?
Debe de haber respuestas muy válidas para estas preguntas, pero la película no arroja luz sobre ninguno de ellas y los espectadores quedan flotando en la oscuridad. Lo único que podemos hacer es suponer, algo que puede resultar en una experiencia cinematográfica frustrante y en una incapacidad para empatizar. Como norma general, necesitamos enamorarnos de un personaje —o al menos sentir un interés por ellos— para seguir sus altibajos durante una hora y cuarenta minutos sin perder el foco. En este sentido, Monica no se gana nuestra simpatía y tampoco nos ofrece respuestas. Lo único que conocemos son sus fuertes sentimientos de resignación y su deseo de huir de sus responsabilidades.
Además de esto, la película incluye varias escenas que parecen no hacer otra cosa que alargar las situaciones, como cuando vemos a la protagonista bailar sola en su habitación el viejo éxito de Haiducii, Dragostea din teï. Y la secuencia completa ambientada en el bar carece de mordacidad y dirección en el sentido general de la película: Monica acude a una cita, pero el hombre no se presenta. Después de ridiculizarlo por teléfono, Monica decide acostarse con un camionero que se había acercado a ella en el bar. Pero después de su encuentro se produce otro arrebato histérico cuando termina varada en su coche roto en una calle aislada en mitad de la noche.
Las escenas de desnudos también carecen de la gracia y la sofisticación necesarias para contar una historia tan dramática y no hacen justicia al personaje o al actor. La decisión de aplastar la película en un formato 4:3 también es abrumadora, dado que a veces termina arruinando la composición del plano y no añade nada significativo a la trama.
Monica ha sido producida por las compañías italianas Propaganda Italia, Fenix Entertainment y RAI Cinema, junto a las estadounidenses Varient Pictures, Solo Five Productions, Melograno Films y Alacran Pictures. La estadounidense The Exchange gestiona las ventas internacionales.
(Traducción del inglés)
Galería de fotos 03/09/2022: Venecia 2022 - Monica
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© 2022 Fabrizio de Gennaro for Cineuropa - fadege.it, @fadege.it
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