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IFFR 2023 Competición Big Screen

Crítica: Drawing Lots

por 

- La última película del desaparecido director georgiano Zaza Khalvashi, finalizada por su hija Tamta, retrata la vida social de la ciudad de Batumi, a orillas del mar Negro

Crítica: Drawing Lots

La ciudad costera georgiana de Batumi no es Odesa, pero tiene su propio peso en la tumultuosa historia del mar Negro. En la actualidad está dividida entre la parte suroriental, donde se concentran el dinero y las inversiones, que está situada cerca de la frontera turca, con sus torres de acero y cristal, hoteles de lujo y casinos, y la parte noroccidental, más pobre y habitada por gente corriente. Una residencia habitual es un grupo de casas de distintos tamaños, tipos, años de construcción y estados de decrepitud dispuestas alrededor de un patio común. Drawing Lots [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, la última película del director georgiano Zaza Khalvashi, transcurre en una de estas comunidades.

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Estrenada mundialmente en la Competición Big Screen del IFFR, la película todavía estaba en fase de producción cuando falleció Khalvashi, en 2020, y la obra fue completada por la hija de este, Tamta Khalvashi (acreditada como codirectora), el director de fotografía Giorgi Shvelidze y el montador Levan Kukhashvili.

A pesar de que fue rodada en blanco y negro, la película adopta un enfoque que recuerda a Amarcord de Fellini: muchos personajes con muchas historias diferentes que se solapan a menudo, si bien los realizadores no profundizan en ninguna de ellas. En su lugar, lo que hacen es crear una instantánea de cómo convive esta comunidad tan interrelacionada. La película empieza con la imagen de un joven tocando una guitarra eléctrica en su balcón, y cuando vemos en el monitor del ordenador las imágenes de las cuatro cámaras de vigilancia de la habitación de un anciano que se despierta en la casa de enfrente, nos damos cuenta de que son las 7.30 de la mañana.

Fuera de cámara, un marido (o padre) aparentemente inmóvil pide a gritos a una mujer de mediana edad que le traiga comida. Un violinista se pone con toda la calma del mundo su traje negro antes de entrar en el salón y toparse con dos personas mayores dormidas frente al televisor. A continuación entra en la cocina, donde se encuentra con dos jóvenes durmiendo en la mesa. Las relaciones entre ellos no están claras, al igual que sucede con las de otros muchos personajes. Un hombre regresa de la cárcel y amenaza a una mujer con aspecto de mujer de negocios porque está buscando un dinero aparentemente robado por el padre de ella. Una pareja esquiva y de mediana edad se lleva una sorpresa al escuchar que el chófer del padre se ha casado con su hija. Además, un motorista es perseguido por una madre que se ha enfadado al ver que este la ha traído flores a su hija.

El título de la película procede de una especie de juego de azar al que juegan principalmente las mujeres en el patio durante el día. Hay charla, jovialidad, bebida y comida; además de georgiano también escuchamos ruso. La mayor parte del tiempo, la cámara hace paneos y pasa flotando entre los protagonistas, atravesando pasillos y habitaciones, y a veces se detiene enigmáticamente para mostrarnos a una familia comiendo.

De entre todas las historias de las que solo nos llegan unas pinceladas, hay una que de verdad conecta con el espectador y lo engancha: un adolescente se queda prendado irremediablemente de la chica más despampanante del barrio (quien al parecer tiene una pareja excesivamente protectora y alcohólica, a quien apenas vemos el rostro). El desarrollo dramático llevará a los miembros de la comunidad a la playa, en otro guiño a Amarcord, y confiere a la película un impulso dinámico que la eleva de su atmósfera soñadora y serpenteante, si bien por otro lado enfatiza la falta de implicación emocional.

Pero incluso si el espectador no logra conectar con ninguno de los personajes, sentirá que se ha sumergido en el modo de vida de la comunidad. La película deja un regusto satisfactorio y crea una estructura elegante a partir de lo que podría haber sido un desbarajuste inconexo en manos de realizadores poco experimentados, gracias especialmente al montaje de Kukhashvili y a la partitura del compositor lituano Minco Eggersman.

Drawing Lots es una coproducción de la georgiana Bafis y de la lituana Tremora. EastWest Filmdistribution, con base en Viena, se encarga de los derechos internacionales.

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(Traducción del inglés por Marcos Randulfe)

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