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ANNECY 2023

Crítica: Tony, Shelly and the Magic Light

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- La ópera prima de Filip Pošivač, una película de marionetas en stop-motion, celebra las diferencias mezclando aventura, misterio, profundidad emocional y comentario social

Crítica: Tony, Shelly and the Magic Light

El mundo del entretenimiento familiar de animación checo constituye el escenario en el que el director debutante Filip Pošivač, un reputado dibujante y animador checo conocido por su trabajo en la serie de animación Hunger Bear Tales, ha decidido adentrarse con la presentación de su ópera prima, Tony, Shelly and the Magic Light [+lee también:
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, en el Festival de Zlín, que coincide a su vez con el estreno a nivel internacional del largometraje en la sección Contrechamp de Annecy. Junto con su equipo de animadores, el cineasta sigue la tradición checa de la animación de marionetas en stop-motion y consigue elaborar una convincente historia de amistad, diversidad y la conmovedora transición de la infancia a la edad adulta.

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La historia gira en torno a Tony, un niño de 11 años cuyo cuerpo es luminiscente desde que nació. Esta anomalía le hace llevar una serie de máscaras excéntricas y, sobre todo, hace que sus padres sean intensamente protectores, de modo que le supervisan en casi todo momento. El niño vive prácticamente aislado del mundo exterior, pero la existencia de Tony da un vuelco con la llegada de una misteriosa niña llamada Shelly, que se muda a su bloque de pisos con la Navidad a la vuelta de la esquina. El encuentro de estos dos personajes marca el inicio de un viaje lleno de aventuras que desafiará a ambos a replantearse sus puntos de vista sobre el bien y el mal, la familia y las diferencias, y todo ello a través del motivo de la luz y la oscuridad.

Al igual que Tony, Shelly es todo un espíritu libre. Su vida en la carretera con una madre que trabaja como bailarina profesional nunca le ha ofrecido ningún atisbo de estabilidad. Posee una imaginación activa, y prueba de ello es la capacidad de su linterna para transformar objetos y escenas corrientes en espectáculos vívidos y ornamentados. La directora y guionista Jana Šrámková, autora del guion de la película, deja entrever sutilmente que Shelly podría padecer el síndrome de Asperger. Su madre sufre una depresión recurrente, lo cual hace que, sin darse cuenta, le conceda inadvertidamente cierto grado de autonomía a Shelly. Juntos, los dos niños se proponen resolver el misterio de la fuerza maligna que acecha en su edificio, una criatura que consume toda la luz y se alimenta de las emociones humanas.

Aunque la historia se centra principalmente en la aventura de los dos niños, la influencia del mundo adulto impregna sutilmente la trama. Los personajes del resto de residentes del edificio están representados con un estilo exagerado, como ligeras caricaturas que recuerdan a la estética de Tim Burton y Henry Selick. Se utiliza una paleta de colores más vivos para las escapadas de los jóvenes personajes. La historia abarca tres generaciones, de manera que se fomenta una alianza inusual entre el niño y la generación de edad más avanzada que acaba por constituir el núcleo del misterio en torno al espíritu del edificio y la amenaza que este representa.

El equipo de animación ha elaborado un complejo diseño para las marionetas, y la animación en stop-motion es tan fluida que a veces casi puede confundirse con imágenes generadas por ordenador. La dirección artística adopta un enfoque ligeramente hiperbólico para representar los vastos pasillos, ya que la acción se desarrolla principalmente en el interior del edificio y en sus secciones subterráneas, con la excepción de unas pocas escenas en el patio. La directora de fotografía eslovaca Denisa Buranová (By a Sharp Knife [+lee también:
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) maneja la cámara con habilidad en todo momento, de manera que explora espacios y juega con distintos ángulos para acentuar el dinamismo de las escenas de acción. Aunque Tony, Shelly and the Magic Light está dirigida principalmente a un público infantil, al cineasta no se le olvida en ningún momento la identidad de la película como título familiar, por lo que logra un buen equilibrio entre el humor burlesco y los juegos visuales diseñados para divertir a los adultos a través de un ingenio sutil.

La película también aborda una cuestión social más amplia en la forma en que celebra las identidades únicas de los niños y resalta su sana relación con lo que les define, lo cual resulta muy oportuno en los tiempos tan polarizados que corren. Todo ello se consigue a base de animar a los pequeños a valerse por sí mismos y a asumir valientemente su responsabilidad, así como mediante el diálogo abierto con los padres. La película se abstiene en todo momento de dar lecciones morales y didácticas poco originales.

Tony, Shelly and the Magic Light ha sido producida por la checa nutprodukce y la eslovaca nutprodukcia, y coproducida por Czech Television, Radio and Television Slovakia, Kouzelná animace y la húngara Filmfabriq. Las ventas internacionales corren a cargo de LevelK.

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(Traducción del inglés)

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