05/09/2023 - VENECIA 2023: La nueva película de Enrico Maria Artale es una personal mirada a una relación maternofilial gravemente defectuosa

Margarita Rosa De Francisco y Edoardo Pesce en El Paraíso

Julio César (Edoardo Pesce), de 40 años, sigue viviendo con su madre colombiana (Margarita Rosa De Francisco). Nacido y criado en una pequeña ciudad de las afueras de Roma, el hombre nunca ha visitado Colombia. En este detalle, ya podemos intuir el sentimiento de desplazamiento que ocupa el núcleo de El Paraíso [+lee también:
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entrevista: Enrico Maria Artale
ficha de la película], la tercera película del director italiano Enrico Maria Artale. Hace exactamente diez años, su ópera prima, Il terzo tempo [+lee también:
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ficha de la película], ganó el premio Pasinetti Opera Prima en la sección Orizzonti de Venecia, sección en la que también se ha estrenado El Paraíso, en el marco de la 80.ª edición del festival.

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Cuanto más tiempo pasa, menos probable es que se produzca una separación natural entre los dos protagonistas. Los conocemos en una fase avanzada de sus vidas y con la certeza de que nada ha cambiado en décadas. Como era de esperar, existe una dinámica compleja entre Julio César y su madre (cuyo nombre nunca se desvela en la película), y no solo porque compartan una casa diminuta y porque ella invada todo su tiempo y libertad. También trabajan juntos para un narcotraficante local, encargándose de las mulas que llegan al país con cocaína desde Colombia. Una de esas “invitadas” es Inés (María del Rosario), una joven latina con la que Julio se encariña. Una escena bastante embarazosa, que involucra laxantes y cuidados, se convierte en algo parecido a un encuentro romántico, en un movimiento narrativo bastante transgresor.

Inés provoca inmediatamente discrepancias y celos entre el hijo y su madre, y pronto percibimos la toxicidad que se esconde en cada aspecto de esta relación edípica. Resentimiento, comportamientos pasivo-agresivos, falta de respeto por los límites… Todo está ahí, pero de una forma muy próxima. Artale es un director de precisión y aborda su película con una noción holística del mundo, una artificialidad creíble. Es obvio que tanto la madre como Julio son personajes de carne y hueso, y la naturaleza viciada de su relación es una maravilla de realismo. Dicho esto, su mundo es efectivamente una jaula dorada, aunque vivan en los márgenes de la sociedad y carezcan de permiso de residencia. De vez en cuando van juntos a un bar donde bailan salsa, bachata y merengue. De hecho, durante las primeras escenas de la película, se muestran tan cercanos y animados que uno podría confundirlos fácilmente con amantes o amigos íntimos.

Esa misma ambivalencia es el motor de la película, y se transmite a través de las conversaciones, las dinámicas ágiles y los diferentes idiomas que hablan los personajes, una mezcla de español e italiano. El interesante concepto dual de madre/patria se duplica en el contexto de las lenguas, y al hablar de las raíces, no podemos evitar pensar en la familia. Hay una delgada línea entre el apoyo y la asfixia, entre el amor incondicional y la manipulación, y cualquiera puede pasar fácilmente de uno a otro, sencillamente porque los lazos son tan fuertes que incluso podrían acabar rompiendo un hueso.

El Paraíso es una producción de las romanas Ascent Film y Young Films, junto con RAI Cinema.

(Traducción del inglés)