Crítica: Power
- En su segundo largometraje, Mátyás Prikler examina los mecanismos del poder y la moralidad a través de la historia de un accidente de caza letal con políticos de alto standing

Un sabio dijo una vez que la política es el arte de lo posible. Con el fin de alcanzar un objetivo común, a menudo llamado el bien mayor, las partes interesadas tienen que hacer pactos y llegar a acuerdos mediante el dinero, el poder, la influencia y los intereses como monedad de cambio en las negociaciones. El problema reside en que no existe una definición clara sobre que es el bien mayor ni unas instrucciones sobre cómo definirlo. Una situación aparentemente corriente, pero en realidad muy compleja ilustra el enigma en torno al cual gira el segundo largometraje de Mátyás Prikler, Power, que se estrenó a principios de este año en el IFFR y se ha proyectado recientemente en el programa Network of Festivals in the Adriatic Region del Festival de Zagreb.
Todo empieza con un accidente de caza en el que muere un joven de la zona llamado Adam. El asunto se vuelve más delicado cuando ni la policía ni los forenses pueden determinar que la trayectoria de la bala proviniera del rifle de ninguno de los cazadores locales y que en la partida de caza había algunos políticos de alto rango. Steiner (Szabolcs Hajdu), un antiguo abogado que trabaja actualmente en los servicios de seguridad, recibe el encargo de dirigir la investigación con la máxima discreción. El enfermo, al que sólo le quedan unos meses de vida, acepta muy a su pesar la oferta de su jefe (Roman Polák) para conseguir algunos ingresos extra para su familia.
La investigación le lleva a la órbita de varios involucrados en la zona étnicamente mixta del país. Está la familia de la joven víctima, quienes quieren que se haga justicia. Está el sospechoso de haber efectuado el disparo, el ministro Breger (Jan Kačer), que es el candidato oficial para el cargo de responsable estratégico del agua de la UE y cuyo oponente se presenta con la candidatura que permitiría la privatización de los recursos hídricos; ni él ni el gobierno pueden permitir que un escándalo semejante se haga público. Está también una periodista (Lucia Kašová) en busca de una gran oportunidad, y un escándalo político de alto nivel le vendría de perlas para ello. Por último, está un antiguo policía corrupto, Ondris (Mihály Kormos), que podría ser la cabeza de turco perfecta y quizás estaría dispuesto a hacer un trato. Cada uno de los personajes mencionados, incluido Stainer, tienen principios que hacen menos factible la situación ideal.
Si tengo que juzgar Power por sus cualidades como thriller político, está destinada al fracaso, puesto que prácticamente no se crea intriga por el suceso, las acciones o las motivaciones de los personajes implicados, lo que hace que el final sea demasiado lógico y pulcro. Sin embargo, la película gana mucho más desde el punto de vista del drama ético alimentado por dilemas morales y como un estudio de la búsqueda de acuerdos y compromisos.
El guion escrito por el cineasta junto a Marek Leščák, está ornamentado con detalles realistas sobre la vida en un entorno rústico, multiétnico y multilingüístico, habitado en gran parte por personajes sólidamente trazados que, sin embargo, dejan a los actores un amplio margen para la interpretación. El actor y director Szabolcs Hajdu aprovecha la oportunidad para interpretar a Steiner de forma sobria y con mucha entereza, mientras que Jan Kačer, en el personaje de Berger, hace algo parecido, pero en un registro emocional algo más elevado.
Respecto a la dirección, el uso frecuente de las escenas de una sola toma, enmarcadas teniendo en cuenta la simetría y rodadas desde posiciones fijas y desde diferentes distancias aportan mucho a la película. La ejecución por parte del director de fotografía Gergely Pálos, que rueda en tonos invernales que refuerzan la atmósfera fría, también es acertada, mientras que la banda sonora de piano y cuerda de Zsófia Tallér resalta la seriedad del tema. El montaje de Matej Beneš mantiene la estructura clara y el formato compacto de forma eficaz. Power no será el estudio más filosófico o profundo del concepto clave de la política, pero funciona bien por su sencillez y claridad.
Power es una coproducción eslovaca-húngara-checa de las productoras MPhilms, Proton Cinema, Negativ y RTVS - Radio y Televisión de Eslovaquia.
(Traducción del inglés por Claudia López Coloma)
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