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PELÍCULAS / CRÍTICAS Reino Unido

Crítica: The End We Start From

por 

- Jodie Comer se enfrenta a la catástrofe climática en la adaptación de Mahalia Belo, una película más interesada en el realismo que en las emociones fuertes

Crítica: The End We Start From
Jodie Comer en The End We Start From

Las películas de desastres naturales solían ser divertidas, pero ahora se han convertido en un atisbo de un futuro al que ya es prácticamente inevitable que nos veamos abocados. The End We Start From, que se estrena mañana, 19 de enero, en los cines del Reino Unido a través de Signature Entertainment, constituye una adaptación por parte de Alice Birch de la novela homónima de Megan Hunter. En ella, Jodie Comer —famosa por Killing Eve— se ve sorprendida por unas inundaciones que arrasan Londres y llevan a la gente a —literalmente— huir a las colinas. Se trata de un reflejo realista del colapso social y de las infraestructuras sobre el que los científicos de todo el mundo llevan tanto tiempo advirtiéndonos, una serie de sucesos que ya se han empezado a convertir en una realidad en las zonas menos privilegiadas del planeta.

La directora Mahalia Belo apuesta por el realismo al mantener en todo momento la cámara cerca de Comer con el fin de registrar la experiencia personal de su protagonista en lugar de centrarse en lo que está en juego a escala mundial a causa de la catástrofe. Belo trata de llevar a cabo una representación visceral de lo que supondría vivir un suceso así a través del reflejo de lo que se siente realmente al experimentarlo, tanto física como mentalmente. De hecho, hay momentos en los que lo consigue, como la secuencia inicial, en la que muestra a Comer sola en casa —con el embarazo muy avanzado— mientras se agrava la tormenta en el exterior, que resulta especialmente eficaz a la hora de mostrar la ausencia de pánico ante un desastre que no ha sido repentino, sino que se ha ido gestando durante años. Por desgracia, el resto de la película no mantiene este efecto visceral con la misma intensidad a medida que la protagonista, su bebé y su pareja (Joel Fry) se van adentrando en llanuras cada vez más altas de la campiña británica. Esto se debe en parte a que, partiendo de una estética más centrada en los sentidos, la película y los propios personajes van progresivamente pasando a la acción.

La película recurre a imágenes y problemas que la pandemia ha convertido en familiares: pánico generalizado, infraestructuras gubernamentales críticamente desprevenidas y referencias al acaparamiento de suministros y alimentos. Pero aún más obvias son las cosas que la película no aborda ni menciona, como el hecho de que estas inundaciones no son una sorpresa y que la degradación del clima no hará sino empeorar, o el papel desempeñado por el gobierno al conducir al país —y al mundo entero— a esta situación y la ira de quienes se enfrentan a las consecuencias de las acciones —y la falta de acción— de los poderosos. A pesar de la urgencia de los sucesos ocurridos en la película, da la sensación de que la gente que está sufriendo esta catástrofe tiene tiempo de pararse a analizar los pensamientos y emociones que están sintiendo, pero no lo hace.

Esto se debe en gran parte a la caracterización de la protagonista. Aunque al principio es comprensible que se centre exclusivamente en su recién nacido y en su pareja, al final cae en una especie de desinterés por las cuestiones más amplias que resulta poco creíble. Este comportamiento tendría más sentido si evolucionara en un constante estado de urgencia —como ocurre en películas recientes que no son de Hollywood como En plein feu [+lee también:
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—, pero el largometraje contiene múltiples momentos de tranquilidad en los que poder detenerse y reflexionar.

Sin embargo, The End We Start From no pone el foco en cuestiones de responsabilidad —del gobierno— y cambio a escala nacional, pues la revelación de una de las secuencias finales parece bastante conveniente y contradice lo que sigue siendo un título pegadizo, tanto para el libro como para la película. Comer y Fry resultan convincentes como una joven pareja que se ve con el agua al cuello —nunca mejor dicho—, y el hecho de centrarse en su conexión y en el dolor de tener que separarse constituye una de las ideas más intrigantes e inesperadas de la película. Pero, como casi todo en la película, la fuerza de su amor, que les da la determinación para enfrentarse a todo tipo de peligros, se muestra más que se siente.

The End We Start From ha sido producida por las británicas SunnyMarch, Hera Pictures, Anton Capital Entertainment (ACE) y BBC Films, y por la estadounidense C2 Motion Picture Group. Las ventas internacionales corren a cargo de la británica Anton.

(Traducción del inglés)

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