Crítica: Love
por Susanne Gottlieb
- VENECIA 2024: En la nueva entrega de su trilogía "Sexo Sueños Amor", la idea de amor del noruego Dag Johan Haugerud intenta ser valiente pero acaba resultando algo deslucida
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ficha de la película] —en la Berlinale de este año—, el director noruego Dag Johan Haugerud está de vuelta con la segunda entrega de su trilogía “Sexo Sueños Amor” en la 81.ª edición del Festival de Venecia. Love [+lee también:
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ficha de la película] competirá, por tanto, por el León de Oro de este año.
Una vez más, el director ambienta su película en Oslo, de modo que la ciudad se convierte en un nido de citas para la uróloga Marianne (Andrea Bræin Hovig) y el enfermero Tor (Tayo Cittadella Jacobsen). Aunque profesionalmente son expertos en el campo del “paquete” de los hombres, sus vidas privadas son todo lo contrario. Marianne, de cuarenta y tantos años, no está segura de si anhela la intimidad emocional tanto como el equivalente sexual. Tras una cita a ciegas con el divorciado Ole (Thomas Gullestad), la uróloga se cruza con Tor en el ferry de vuelta a casa. La razón por la que este joven gay se encuentra en este espacio reducido es porque suele quedar en sitios así con hombres con los que empieza a hablar primero a través de la aplicación de citas Grindr. Los encuentros conducen a conversaciones profundas, y posiblemente a un poco de sexo, pero nunca a compromisos.
¿Será esta la solución para Marianne? ¿Salirse de las normas convencionales y sociales? Al fin y al cabo, Oslo parece una ciudad perfecta para ello, ya que las aplicaciones de citas derivan en una bandada más que decente de solteros que, tras probar suerte en la carrera de obstáculos que supone hacer match con alguien, no tardan en conseguir una cita. En el caso de Marianne, la cita se produce con un hombre casado que decide no revelar dicha información hasta después de haber hecho el amor. Es una noche divertida, pero salta a la vista que Marianne no acaba de sentirse cómoda con la mentalidad de usar y tirar. Tor, por su parte, conoce a Bjorn (Lars Jacob Holm), con quien comparte inmediatamente una conexión intelectual, y cuando este se presenta en el hospital para someterse a una prostatectomía, Tor no puede evitar ofrecerle su ayuda.
¿Es esta la agitación sexual que prometía la película? Puede que se trate de una división generacional entre el director y quien escribe el guion, pero buena parte de las cuestiones planteadas parecen reducirse al denominador común de los problemas de pareja: la falta de comunicación y el autoengaño. Tor afirma una y otra vez que no está interesado en Bjorn, pero no deja de comprobar los horarios de las operaciones. Se ofrece a comprarle comida porque sabe que esto le llevará a obtener beneficios añadidos en forma de mimos. ¿Es poco ético para un profesional de la medicina? Por supuesto. ¿Está Tor realmente enamorado? Quién sabe. “¿Y si estoy dándole señales equivocadas?”, le pregunta a Marianne. Ella, por su parte, se pregunta si debe seguir quedando con Ole, ya que eso la obligaría a responsabilizarse de sus hijas.
Este deseo de reescribir el guion de las citas y, al mismo tiempo, no romper con las normas heteronormativas, acaba por convertirse en un arma de doble filo para la película. Haugerud hace un esfuerzo por dotar Love de audacia, pero solo sumerge el dedo gordo del pie en el agua, por lo que no llega en ningún momento a pasar la frontera y descubrir nuevos límites. La idea de que las relaciones tradicionales son más funcionales acaba rápidamente con cualquier intento de traspasar los límites. Es una idea que ironiza con la amiga de Marianne, Heidi (Marte Engebrigtsen), que trata de organizar un recorrido interseccional, inclusivo y contrahistórico por la ciudad, pero se burla de Marianne cuando le cuenta lo de su noche con un desconocido. “¿Pasaste directamente de Ole a él?”, le pregunta, estupefacta.
Una de las escenas más fuertes es cuando Marianne se muestra indiferente —con toda razón— ante cualquier supuesta responsabilidad que pueda tener hacia cualquiera de los dos hombres. Pero está claro que esto no es desviarse de la norma. Ya hemos visto el “sexo” y el “amor”, pero todavía no hemos salido de dudas en cuanto a lo que Haugerud “sueña” para su gran final.
Love ha sido producida por la noruega Motlys, y las ventas internacionales de la película corren a cargo de m-appeal.
(Traducción del inglés)
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