18/05/2005

Escenas de ansiedad orgásmica de noche sobre una tumba, tentativas de suicidio de día en el mismo lugar, falso embarazo histérico sobre fondo de estafa, cita homosexual en saunas o en aparcamientos: la proyección hoy de Odete [+lee también:
tráiler
ficha de la película],, la nueva película del realizador portugués João Pedro Rodrigues no asombró a los informados cinéfilos de laQuinzaine des réalisateurs. Es necesario decir que en materia de exceso, el cineasta ya había colocado la barra muy alta con su primer largometraje O Fantasma, presentado en 2000 en Venecia y muy apreciado por la crítica francesa.
Esta vez, el lusitano eligió representar el malestar de dos jóvenes de Lisboa, Odete (Ana Cristina de Oliveira) y Rui (Nuno Gil).Dos historias paralelas que se cruzan y dos penas alrededor de un mismo luto, uno verídico y otro simulado. Muerto al principio de la película, Pedro constituye el vínculo como amante de Rui y vecino de Odete. Esta última, roller-girl en un supermercado acaba de separarse de su novio que se negaba a hacerle un niño. Se autoproclama entonces embarazada del difunto, acosa a su madre diariamente en el cementerio, se proyecta en un amor imaginario por el difunto, que confina en la locura y comienza a experimentar todos los síntomas de una mujer embarazada. Por su parte, Rui que culpabiliza sobre la muerte de su amante, se hunde en el alcohol en solitario, cediendo a actos sexuales efímeros y considerando a Odete de un mal ojo cuando se cruzan. Finalmente tomada bajo su protección por la madre desconsolada de Pedro, Odete se dejará llevar por su extraña obsesión transformándose físicamente en clon femenino de Pedro. La superchería de su embarazo se revelará, pero Rui encontrará el amor de Pedro reencarnado en Odete, una nueva pareja que mezcla trash, sexo invertido y locura..
Muy controlado a nivel formal, en particular, con un sentido muy desarrollado del detalle deslizado en el marco, Odete (producido por Rosa Filmes, distribuido y vendido internacionalmente por Kino Filmes) se revela una obra que molesta y que no busca la unanimidad. Con un cementerio que desempeña prácticamente el papel principal y una intriga donde los personajes intentan hacer revivir las muertes como un médium, el todo sobre fondo de homosexualidad omnipresente, la segundo largometraje de João Pedro Rodrigues va sin duda alguna a separar claramente a sus partidarios de sus detractores, pero todos se pondrán de acuerdo sobre las calidades de cineasta del realizador.

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(Traducción del francés)