email print share on Facebook share on Twitter share on LinkedIn share on reddit pin on Pinterest

CANNES 2016 Quincena de los Realizadores

Mercenaire: el precio de la libertad

por 

- CANNES 2016: Sacha Wolff firma un primer largo inspirador y sorprendente que cuenta la odisea de un joven jugador de rugby procedente de Wallis y Futuna

Mercenaire: el precio de la libertad
Toki Pilioko en Mercenaire

Es lo que en rugby se llama un "niño hermoso", un pilar de 19 años y 111 kilos, músculos a punta pala y tatuajes por todo el cuerpo. Así es el personaje principal, totalmente inédito en el cine francés, que Sacha Wolff ha elegido para Mercenaire [+lee también:
tráiler
entrevista: Sacha Wolff
ficha de la película
]
, un primer largo contundente que se ha presentado en la Quincena de los Realizadores del 69º Festival de Cannes. Hay que precisar que el joven coloso, Soane (Toki Pilioko), es originario de la otra punta del mundo, de Wallis y Futuna, una región francesa situada entre Nueva Caledonia y Tahití, y que su peripecia iniciática para adentrarse en el mundo profesional del rugby a XV en la Francia metropolitana no estará en absoluto exenta de dificultades. Una odisea sencilla, inspiradora y brutal, como un barco zarandeado por la tormenta, que el director relata con gran acierto, con motivos de fondo como el paso a la edad adulta, la brecha cultural, el neocolonialismo deportivo y la corrupción de los ideales por el dinero.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

Descubierto por el inquietante Abraham (Laurent Pakihivatau), un agente deportivo sin  miramientos —"quieren al más joven y más pesado. Si no es este, será otro"—, Soane se aferra a esta promesa de futuro, soñando con escapar de la pobreza y sobre todo de emanciparse de un padre aficionado a la escopeta, la bebida y los latigazos que reniega de él —"crees que eres un hombre"— y le echa de casa con virulencia (quema todas sus cosas) después de una ceremonia ritual de despedida —"la comunidad pierde un niño, yo pierdo un hijo"—. Sin equipaje, en sandalias, pantalones cortos y camiseta y con una biblia de bolsillo, nuestro joven walisiano llega a la metrópolis, donde le espera una ducha de agua fría. "¿Cuánto pesas?", le pregunta, dubitativo, el reclutador que le recoge en el aeropuerto, seguido de un "lo siento, buen viaje de vuelta" tras una airada conversación telefónica con Abraham, que además de ser mentiroso, se niega a hacerse cargo de la repatriación de Soane.

Acogido por un "compatriota" (Mikaele Tuugahala), jugador de rugby profesional en Agen que se apiada de él, Soane es colocado en un pequeño club semiprofesional del sudoeste —"aceptadle de prueba; si va bien, vendedle, coged vuestro porcentaje, y todos contentos"—, con 400 euros de salario mensual, además de alojamiento en un bungalow prefabricado de baja calidad y un trabajo varias tardes a la semana como segurata en la discoteca local, el Golgotha. Soane entra así en la gran familia del rugby francés, con sus "caramelos mágicos" suministrados por el médico —"un programa para que ganes un poco de masa"— y sus controles anti-dopaje trucados, sus partidos cargados de agresividad desproporcionada, sus fiestas tras la victoria, sus envidias de vestuario, sus chicas fáciles —"soy la gorda que todo el mundo se tira"—, pero también la perspectiva de convertirse en un auténtico profesional y la amistad entre los jugadores extranjeros, pues el afable Soane no es percibido como el francés que es. Todo transcurre de esta manera hasta el día en el que reaparece Abraham, exigiendo su porcentaje —"¿te crees que eres más fuerte que yo?"—, poniendo a Soane ante una importante encrucijada: someterse o luchar por su libertad y emanciparse de su destino de "puto mercenario".

Prestando una gran atención a los detalles simbólicos y filmando los cuerpos muy de cerca, sobre todo en las escenas de rugby, que plasman el juego con elegancia y verosimilitud, Sacha Wolff (que también ha escrito el guión) propone en Mercenaire un debut muy original en el contexto de un cine joven europeo que raramente sale de sus fronteras (geográficas, culturales, de temas y géneros). La eficacia de una trama completamente centrada en Soane hace que la relativa simplificación de la psicología de los personajes secundarios sea solo un defecto menor, y la impresión favorable que finalmente deja la película crea altas expectativas para la próxima obra del cineasta.

Be For Films está a cargo de las ventas internacionales del film.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

(Traducción del francés)

¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.

Privacy Policy