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La mia classe: El profesor Mastandrea entre la realidad y la ficción

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- Daniele Gaglianone firma una película ambientada en una escuela nocturna para extranjeros que quieren aprender italiano. Entre los protagonistas, él mismo y su equipo técnico

La mia classe: El profesor Mastandrea entre la realidad y la ficción

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de inmediato. Empieza con la prueba de los micrófonos y la presentación de los protagonistas (Bangladesh, Ucrania, Turquía, Brasil, Irán...) Están sentados en sus pupitres, preguntan qué tienen que hacer. Alguno hasta está emocionado. Entonces llega Valerio Mastandrea y empieza el rodaje. Al principio uno se pregunta: “¿Qué está pasando? ¿Por qué salen los técnicos? ¿Por qué se ve al director Daniele Gaglianone en el encuadre mientras da indicaciones?” La mia classe es un objeto extraño, un experimento insólito que nace como película de ficción. Sin embargo, durante la realización la realidad se ha impuesto de tal manera que el director ha decidido mostrarla.

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Valerio Mastandrea es profesor de italiano en una escuela nocturna para extranjeros. Su clase está compuesta por gente de todas las edades llegada de todos los rincones del mundo. Él es el único actor, el resto se interpreta a sí mismo. Quieren aprender italiano para integrarse y para obtener el permiso de residencia. Cada uno lleva su mundo a la clase. Fotos y productos típicos de su tierra, aunque también vivencias, revoluciones, conflictos familiares, explotación laboral, problemas de integración. Cada lección gira en torno a un tema, que se convierte en el punto de partida de un viaje con puntos de vista distintos. Se habla sobre el miedo y la valentía, sobre derechos y deberes, el hogar, las tradiciones, se estudia la letra de canciones italianas.

Sin embargo, el juguete se rompe cuando uno de los estudiantes, procedente de Costa de Marfil, es amenazado con la expulsión ya que no posee permiso de residencia. ¿Qué se puede hacer? ¿Seguir con la película o anular todo? “Estábamos contando historias que eran un desarrollo hipotético de la situación de algunos estudiantes”, explica el director, “y de repente lo que era sólo una idea del guión se convierte en un hecho real que estaba sucediendo allí y entonces”.

Es entonces que la realidad irrumpe en la ficción, con todo el equipo técnico, y la película empieza a viajar en dos niveles distintos: en uno Mastandrea interpreta al profesor y en otro se muestra el rodaje. “Estos dos niveles se entrecruzan hasta hacerse inseparables”, prosigue Gaglianone, “el objetivo es que el espectador deje de preguntarse qué está viendo, si un documental, una película de ficción, un docufiction o un making of, simplemente porque estas categorías ya no tienen sentido en este contexto”.

Pero aquí no se trata sólo de un aspecto técnico y narrativo. La alegría del rodaje cede el paso a la reflexión moral: está en juego la vida de una persona. “Si me mandan a mi país, me mato yo solo”, dice Issa en un italiano titubeante. La mia classe debía ser una película de ficción, pero se convierte en una viva y auténtica reflexión sobre la integración que hace muchas preguntas a las que no hay respuesta posible.

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(Traducción del italiano)

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